Vacío

Porfirio Tárrega

No tuvo que pasar demasiado tiempo, después del primer trago tu recuerdo simplemente llegó. Yo sólo quería relajar mi mente pero este primer sorbo invitó al segundo y al siguiente. Para cuando me di cuenta mi vaso estaba vacío y mi mente pudo revivir en fracciones tu mirada entre los reflejos que se dejaron ver en el fondo.

 

Llenaron de nuevo mi vaso pero no puedo recordar cuando se terminó. Sólo me llega la idea de haber visto tu sonrisa como un sueño, cuando pedí que lo llenaran de nuevo y esta vez, estoy seguro de haberlo consumido lentamente. A partir de ahí, comencé a verte esporádicamente entre los fantasmas de la cortina que separaba al mundo de mi nueva realidad. De pronto lo vi vacío y exigente pedí que lo colmaran.

 

Tu voz comenzó a llegar de todas partes y esperanzado buscaba la fuente tratando de encontrarte, pero esta comenzó a perderse entre el ensordecedor murmullo que se tornó más fuerte y la desesperación apareció cuando las luces, en su brillo, me hicieron recordar tus lágrimas, las pocas que conozco.

 

Era frustrante la velocidad con que el vaso se vaciaba, pues lo que parecían instantes eran suficientes para agotar el contenido en cada ocasión.

 

Esta vez reclamé porque sentí que servían cada vez menos. No me daba cuenta de que no se trataba de cuanto me sirvieran, nada podría ya detener mis lágrimas.

 

Deseaba simplemente escucharte, saberte cerca aunque ni siquiera platicases conmigo, ni te interesara mi presencia.

 

Ya no tuve, ni pude decir palabra alguna. Un simple gesto fue suficiente para ver ese maldito vaso lleno otra vez.

 

Ya no deseaba solamente escucharte hablar, deseaba escuchar tu risa, esa que difícilmente soy capaz de conseguir por mi mismo. Esa risa que envuelve el alma y llenaría el vacío que este líquido jamás podría.

 

Me quedé solo y ya no supe como llenarlo, ya no tenía fuerzas para rogar y el mundo se tornó mucho más oscuro de lo que recordaba.

 

Sentí entonces un fuerte pero indoloro golpe en la cabeza y fue ahí que te miré al fin claramente; tan lejana y tan ajena como siempre, entre las borrosas imágenes que se apiñaban a mi alrededor. No quería que pasara el tiempo y realmente pensé que lograba detenerlo con sólo desearlo, pero esa infinita pared seguía extendiendo el carmesí como rayos de sol desde mi frente.

 

Prefería abandonarme ahí, antes que dejar de mirarte y regresar al doloroso y solitario mundo que intransigente y cruel aguardaba mi regreso.

  • Autor: Porfirio Tárrega (Offline Offline)
  • Publicado: 1 de diciembre de 2017 a las 01:17
  • Categoría: Triste
  • Lecturas: 42
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Comentarios3

  • J. EIadio Ospina Zapata

    Esplendorosa prosa poética, de una creatividad que asombra y un sentir bucólico que embriaga.. Como ve amigo me dejó fascinado.
    Es noche aquí en mi tierra y llueve con furia.Pero mientras leía su prosa poética, no sentí caer las gotas.

  • J. EIadio Ospina Zapata

    Esplendorosa prosa poética, de una creatividad que asombra y un sentir bucólico que embriaga.. Como ve amigo me dejó fascinado.
    Es noche aquí en mi tierra y llueve con furia.Pero mientras leía su prosa poética, no sentí caer las gotas.

    • Porfirio Tárrega

      Eladio,

      Agradezco sobremanera sus palabras. De este lado, la noche es muy fría, comienza a formarse escarcha en los pastizales y sus palabras han dado calidez a mi alma.

      Saludos,
      Porfirio

    • Carlos Eduardo

      El elixir del amor
      Saludos

      • Porfirio Tárrega

        Gracias por comentar Tokki

        Saludos,
        Porfirio



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