Al alba del desayuno destapó el tarro. Recibió sorprendido la visita de un efrit benigno.
Le hizo pronunciar sus tres deseos y desapareció.
Era navidad, mas con tintes azules en el horizonte.
En cada desayuno subsiguiente, asomado a la ventana, espera la promesa que no
llegaría a ser deuda (por lo visto...).
Comentarios2
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Saludos afectuosos ALBERTIN
Oro.
Oh hay que seguir teniendo esperanzas de que se cumplan
Saludos
Que no se pierda...
Que vayan de vuelta.
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