Desde aquí imagino un frío aterrador que se esconde tras el sol,
a la ciudad se la da bien girar, amurallarse, crear sombras redondas, en pico,
desde aquí las encinas inmóbiles miran los lirios desteñirse mientras parece detenerse el tiempo a beber sangre de las amapolas muertas.
¿Dónde se van a parar los besos?, perdidos por las cloacas y las alcantarillas y todas esas raíces de los árboles en descomposición,
el río que es el hombre desemboca en el mar que es la muerte y que curioso que entonces las olas son adiós.
A veces me atormentan las preguntas, me retumban los ecos de no tener respuesta,
y me pierdo viendo las tonalidades de grises en los cometas de la vergüenza de vivir en guerra queriendo vivir en guerra,
y me parecen triángulos negros los días en los que importa mas una sola cara de la moneda que mil caras hambrientas
Ha llegado wall street para quedarse, las nuevas iglesias de la nueva religión y su biblia del poder, del yo lo tengo y tú no, del chincha rabiña,
todos los billetes están marcados con las lágrimas de otros, el capitalismo y sus decapitaciones.
Me debes tomar por tonto al hablarme de sistema de bienestar si eres capaz de rescatar bancos y desahuciar personas,
debe ser el mundo al revés donde nos debieron dar un corazón de hojalata en un cuerpo de verdad.
A veces me siento mercancía, moneda de cambio, un billete arrugado en el bolsillo de algún apoderado que no me conoce.
- Autor: poeta-sin-poemas ( Offline)
- Publicado: 2 de diciembre de 2017 a las 11:35
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: Victoria Rojo, Texi
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.