A un amigo que me preguntó ¿cómo caíste
En sus redes? le respondí con voz triste:
Yo supe de honestidad desde mi infancia,
Mi dominio propio era fuerte como roca,
Me enseñaron que lo prohibido no se toca,
Y a la tentación decía no, con elegancia…
Pero apenas sentí su aroma y su fragancia,
Que en noches de soledad mi alma invoca,
Mi corazón trastabilló, y mi mente loca
Comenzó como a perderse en la distancia,
Imaginando desde entonces, un beso de su boca.
Imaginando un tierno beso, un dulce beso
De amor en los labios, y nada más que eso,
Un beso, con sabor a miel y a pecado,
Por prohibido, un beso por el que vivo preso,
Y por el que algunos quieren verme condenado,
Porque dicen, que nadie su boca había tocado,
Más pongo de testigo a Dios y confieso,
Que antes de su boca, ninguna otra había besado.
¿Por qué quieren verme sufrir? ingrata gente,
Acaso este dolor, no es más que suficiente:
Entre más me acercaba y conversaba con ella,
Más me prendía de su candor de estrella,
De la música envolvente de su voz apacible,
Sin saber que todo aquello, era la primera huella
En el largo camino de un amor imposible.
Al terminar de hablar, con ojos llenos de asombro,
Mi amigo me miró, puso una mano en mi hombro
Y dijo: sé que al final de la historia la perdiste,
Porque se opusieron a la relación, ¡que triste!
Por cómo quiebras la voz, y tu dolor derramas,
Quiero preguntarte buen amigo, ¿aún la amas?...
- Autor: Raúl Navarro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 4 de diciembre de 2017 a las 13:38
- Categoría: Amor
- Lecturas: 40
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Héctor Martínez Sanz
Comentarios1
Amigo te adornas con la pluma que borda tus versos de hermosura estimado poeta y amigo Raul..
Un placer pasar por tu portaL
El Hombre de la Rosa
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.