Cuentas de cuarzo, ajorcas
y sartales de perlas irisadas.
Alas de mariposa, alas de pájaro
se enterraron allí, junto a su cuerpo,
en un rincón oscuro de la selva,
en un rincón del mundo.
Tus versos
-rojiazules-
se ocultaron, se ocultan
-lozanos y brillantes-
a las miradas de las multitudes,
a sus tercos oídos,
a sus insoportables carcajadas
Di, ¿para qué nacieron?
Dios lo sabe.
- Autor: Elena Casas ( Offline)
- Publicado: 4 de diciembre de 2017 a las 13:51
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 70
- Usuarios favoritos de este poema: El Hombre de la Rosa, Viento de amor
Comentarios3
Preciosos versos. Un saludo cordial
Gracias, muy amable. Un abrazo.
Amigo te adornas con la pluma que borda tus versos de hermosura, amiga Elena...
Un placer pasar por tu portaL
El Hombre de la Rosa
Emotivo, misterioso...
Felicitaciones!
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