Comienzan mis manos…
trémulas y nerviosas al trazar
sobre papel, lo que más recuerdo de ti…
Con insospechada maestría, quedan ahí
tus ojos que devoran futuros,
hambrientos de días de sol
y esa nariz que parece volar
cuando tu risa la eleva por encima
de la carcajada desplantada
Luego, mi mano con carbón, dibuja
con casi religioso cuidado
la sombra de tu cara en tu cuello y...
una curva inmensamente tierna
que comienza y termina en tu seno
y mi dedo meñique difumina
con sumo cuidado, en tu cuello
el blanco níveo que tiene ese nervio
que te hace gritar a mi tacto
Pero no te mueves, no lo haces…
permaneces congelada en la sonrisa
mientras tu mirada me atraviesa
y yo pongo mi mano en tu rostro
y un gesto de mi dedo mágico
hace que brille más tu nariz
y yo entrecierro mis ojos
para no perder la perspectiva
que me deja embelesado
Y entonces, como de la nada
dos brazos me enredan
me lleno de aroma de tu cara
que se restriega en mi mejilla
mientras depositas la taza
de café instantáneo y humeante
con que pagas mi arte
y yo agradecido recibo tu beso
y me desdibujas todo… hasta el mundo...
- Autor: Catelgood (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de diciembre de 2017 a las 00:12
- Comentario del autor sobre el poema: El arte verdadero no el que se ejecuta en el frío del mármol, o la aspereza del papel... el verdadero, sólo se puede apreciar si comienza en el chasquido de un beso... pienso.
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 156
Comentarios1
Precioso
Muchas gracias, Teremar... Siempre un privilegio su visita y un encanto su comentario. Un abrazo
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