Era un arból triste, un árbol.
Se deshojaba todas las tardes
y por la noche soñaba con ver sus hojas crecer.
Tengo frío. La esperanza me cuesta, la fe me pesa.
Ya no hay hilos que configuren los tejidos de mi amor,
ya no hay forma, y a veces ni siquiera futuras formas,
de alivianar mi corazón.
He perdido cientos de veces,
los pétalos de esta flor han sido mil veces cortados,
han crecido, aunque mancillados,
y ya no quieren soportar más dolor.
El sol de mi pecho,
que se juró por siempre abierto,
hoy se cerró.
- Autor: Lechuza (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 6 de diciembre de 2017 a las 02:03
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 22
- Usuarios favoritos de este poema: Lechuza o Paula la Loca
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