Declaración.

Tú,
con esa mágica sonrisa,
con esos suaves labios,
y esa tierna pero profunda mirada,

con tu permiso,

conocerás la calidez en mi interior,
porque quiero,
con este escrito, demostrarte que podrías tener un mayor espacio aquí,
en mi corazón,
pues sin querer terminé siendo tu tonto admirador.

De mi parte, tendrás discursos de amor en el silencio,
poemas escritos al viento,
cartas que hablen de la frescura de tu aliento,
serenatas bajo el cielo,
miradas que derritan tu hielo,
palabras precisas y millones de caricias.

Pero no únicamente,
para llegar y sentir el calor en tu cuerpo,
ni para dibujar en él, numerosos besos.
Tampoco solamente para disfrutar las exquisitas delicias que contigo tendría el sexo,
ni cantarte mil canciones que hablen de lo que siento.
Pues lo que yo sinceramente quiero,
es poder disfrutar de ti,
por un largo tiempo.

No me quiero anticipar a tus sentimientos,
yo no sé si me puedas odiar siquiera un poco,
pues ya sabes lo cortos que pueden ser los pasos del odio al amor.

Y a pesar que lo anterior no rime,
te cuento que tú,
eres mi único primor.

No puedo ser un pasajero adulador,
ni aspirante a tu amor,
no si no quieres.
Si me lo permites,
yo seré quien conquiste el brillo de tus ojos,
el color en tus mejillas,
quien ame tu historia y haga parte de ella hoy.

Solo si tu quieres,
seré tu amante más leal,
quien guarde tus locuras, ideas y logros en la memoria de mi alma,
quien te sueñe y te ame de verdad, con tanta pasión.

Y si esto funciona,
y decides caminar conmigo,
seguro seré un nuevo hombre que cree en Dios por amor, por el tuyo.

Espero tu respuesta, no me ignores por favor,
este hombre que ves ante ti,
te ofrece verdadera fidelidad y compromiso como nunca antes lo has visto y sentido,
pues te deseo con el corazón.

No me dejes morir en el olvido.