Tiempo al límite, pero feliz de poder compartirlo
La tarde era triste, los pies cansados, se apuraban a casa,
Los ojos estaban agotados, de tanto hambre y miseria que los rodeaban,
El alma lloraba, se desgarraba con tanta necesidad y tanta desidia,
Y el corazón, contrito, solamente atinaba a guardar silencio,
En lo más profundo de su cueva, en vergüenza ajena,
Queriendo sólo olvidar, solamente olvidar, y nada más.
Dime Dios, Tú que todo lo sabes, por qué ha de ser así?
Por qué hay tanto sufrimiento para estas pobres almas
Cuyo único gran error fue el nacer en esta tierra olvidada?
Sólamente una respuesta es la que quiero, y me daré por satisfecho
Y no preguntaré más... Pero, dime que de malo ellos han hecho?
El silencio de las sombras que se ciñen sobre la pradera solitaria
Es roto por una inocente y sonora carcajada. Es una niña pequeña
Que sostiene de la mano a sus hermanos, y que, a través de una ventana
Me regala una sonrisa con su mirada, de esas llenas de ternura
E infinita inocencia, que solamente se encuentra una vez en la vida.
«Señor, tiene la chompa enrevesada» Es lo que le ha causado gracia
Y el desencadenante de sus risas traviesas. Y su risa me contagia
Y hace que por ese instante infinito olvide todas las desgracias humanas.
Y que la noche que se apodera del mundo, sea acompañada
De una alegre sinfonía de estrellas brillantes y mágicas...
No hay justicia en la pobreza, ni heroísmo en superarla.
Pero la vida está llena de pequeñas cosas, deliciosas y tiernas,
Que hacen que valga la pena vivir sin perder la esperanza
Que siempre habrá un lugar donde se regocije el alma.
Nunca olvidaré esa mirada, que me devolvió la fe en la humanidad
Que me regaló esperanza, y un instante de sincera felicidad,
Que me dió ese aliento necesario para seguir la ruta tomada
Y me dió la plena certeza de que siempre habrá un mejor mañana...
- Autor: Max (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de diciembre de 2017 a las 04:53
- Comentario del autor sobre el poema: Regresando de una jornada de atención en una zona olvidada, unos pequeños niños, me dieron un gran regalo con una inocente mirada...
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 52
- Usuarios favoritos de este poema: JUAN ROMERO SOTELO, Menesteo, CUARTEL DE POETAS LOCOS., David Arthur, María C.
Comentarios3
Son tan simples las cosas que se le pide a Dios que, a no tardar mucho las concederá.
Pensemos en la esperanza que sigue siendo nuestra tabla de salvación.
Fraternales saludos.
Gracias estimado amigo.
Abrazos
precioso aporte,gracias
Mil gracias mi estimado Cuartel
Abrazos
Tu sensibilidad brota en cada estrofa
Una mirada cálida que abrace tu alma te mando.
Gracias mi querida amiga. Abrazos
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