Fue en un invierno en el lugar de las montañas, lo recuerdo bien;
Dias antes de mi cumpleaños,
Robaste el rubor de mis mejillas
Esa tarde aguda y triste; era imposible predecirlo.
Participábamos en el juego tonto de huidas y reencuentros,
Enjugábamos nuestras bocas solitarias en el pecado capital,
Mas nuestra conciencia tranquila estaba, pues eso de amarnos era un tanto celestial.
Los días y las noches fueron sucediendo una a una,
Cuando despertamos ya eran años,
Construimos cada uno un terreno cimentado, lleno de desahogo y banalidades, manipulados por el formalismo, ese cual nunca juntos conocimos.
Hoy me veo aquí sentada, en medio de la nada, cansada y fastidiada, y a pesar de los dos lustros, pongo mis manos en mi pecho y descubro que te llevo conmigo, como mi bandera, jugando a ser normal, muriendo en silencio cada mañana, no pienses que no fui feliz, claro que lo fui, pero a veces detesto tu presencia inexistente que me acompaña como un fantasma.
En mi agonía vienes a mi,
En ella no existen muñecos vudu
Que te separen de mi,
Que detengan tus pasos;
Lo se, creencia de cobardes
Que se limitan a no aceptar,
Te llevare conmigo hasta la eternidad.
Adiós amor mío.
- Autor: Magenta82 ( Offline)
- Publicado: 6 de diciembre de 2017 a las 21:58
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 42
- Usuarios favoritos de este poema: Juan Pedro Castellano, Viento de amor, ArturoEduardo
Comentarios2
Duele amar, amarga condena de querer a quien no se le puede tener. Un cordial saludo Adelita, amiga.
Lindo fin de semana.
Mallito
Hola Adelita..
Amar es muchas veces un dulce tormento que no podemos evitar.. y a veces no queremos dejar ir.. Y es que amar duele, pero también amar es gozar..
Saludos poetisa..
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