Que bonito es hablar de la soledad, algunos no la toleramos, algunos la disfrutamos y hay quienes simplemente no se dan cuenta de ella.
La soledad debe ser tema obligado de cualquier escritor o poeta, por lo menos una vez mencionada, ya sea sólo como referencia o como el centro de un monólogo.
Esta noche no estoy sólo en el sentido estricto. Al menos hay en mi entorno alguien que me quiere. La soledad no siempre viene de la falta de amor o compañía.
Esta noche sólo sé que quiero hablar conmigo, hablar de nada y de todo. De nada de lo que me hace sentir solo y de todo lo que acompaña mi soledad.
Esta noche ni las tumbas de mi patio trasero quieren hablar y así esta bien. Simplemente disfruto mi tequila y enciendo mi pipa. Disfruto cada bocanada de humo y saboreo el agave ahumado en mi lengua. Veo pasar el humo frente a mis ojos, me doy cuenta de que esta noche esta estrellada y agradezco la soledad en la que me encuentro. Agradezco que esta noche no estoy solo porque no la tengo, estoy verdaderamente solo conmigo y no por su ausencia.
Oigo crepitar las brasas de tabaco mientras las avivo con mi aliento y comienzo a pensar en que es una muy buena vida esta la que he tenido.
Perros ladrando en la lejanía son el único recuerdo que hay de vida en este glorioso momento y comienzo a imaginar el sonido del agua corriendo en la fuente que nunca puse. Veo las rocas y la cotrastante sombra que crean bajo la luz de la luna.
¡Oh que hermosa vida he tenido!
¡Que más podría pedir esta noche!
No se si sea conformismo o simplemente al fin me di cuenta de que la verdadera ausencia que mata, es aquella que uno mismo crea, esa ausencia de si mismo, esa ausencia que no tiene que ver con que no esté ella aquí conmigo, si no con el hecho de que yo decido que hacer con mi destino y las cartas que me han sido otorgadas.
Al fin sólo cenizas quedan en el fondo de mi pipa y pienso por un momento en que en mi vida no habría cenizas de no haber sido porque alguna vez hubo muchos fuegos, y de nuevo me siento agradecido por todas esas pasiones, por todos esos deseos y amores que fueron quemando mi alma y llevandome hasta este momento en que mi tequila y mi tabaco, son los mas grandes compañeros de mi bien apreciada soledad.
- Autor: Porfirio Tárrega ( Offline)
- Publicado: 9 de diciembre de 2017 a las 02:43
- Categoría: Reflexión
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