Quedan apenas cincuenta metros para coronar la montaña.
La expedición de cuatro alpinistas olía la meta después de un
infierno de frío y viento, y de burocracia, para obtener los
permisos exigidos por las autoridades nepalíes.
¡Qué vista tan espectacular, ha merecido la pena!
Se veían el discurrir del Brahmaputra y el bullir de Katmandú
como un concierto de luces difusas y brillantes, a lo lejos.
Después llegó el segundo. El primero le animó a que disfrutara
de un verdadero milagro de la Naturaleza, que sopesara la
dimensión del logro conseguido.
¡Échate al lado para que pueda ver! -le dijo el recién llegado.
¡ágarrame que me caigo, que me caigo, que me caigooooo!
¡Oh noooo, lo sientoooo!
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 10 de diciembre de 2017 a las 19:53
- Comentario del autor sobre el poema: La curiosidad puede ser mortal.
- Categoría: Humor
- Lecturas: 34
- Usuarios favoritos de este poema: Alexandra L
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.