Mis ojos grandes están lloviendo...
Cerrándose como un cielo que va
vistiéndose de gris, mientras cientos
de luces iluminan muchoso otros
que ya no alcanzo o no quiero ver.
Perpleja ante tantas voces que me llaman
y mi corazón sólo se desangvcra
por tu silencio hiriente e inexplicable.
Soy hoy, pura necesidad, vulnerable
ánimo, que anda miserando
una palabra, un consuelo, un susurro
al oído que devuelva a mi amor
maltrecho, la fe y el sueño que se fueron
contigo en un golpe de viento.
Y no deseo otra cosa...
Ni más brillantes luces,
ni nombramientos,
sólo el febril anhelo
de que la desidia de tu voz,
no me haga a ti, invisible
y pueda oír de nuevo a tu corazón
que veloz, quedó preso
en la cárcel de tu pensamiento.
¡Siempre vence lo correcto!
No hay vida más allá del mediocre
consenso que imbéciles
acordamos, socavando al sentimiento.
¡Qué pobres somos, qué pena!
Que queremos tenernos
y no nos atrevemos siquiera..
A escribir un mísero “Te quiero”
Pilar González Navarro
Diciembre 2017.
- Autor: Pilar Gléz Navarro (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 11 de diciembre de 2017 a las 12:26
- Categoría: Amor
- Lecturas: 95
- Usuarios favoritos de este poema: Anton C. Faya
Comentarios3
Muy bonito!
Muchísimas gracias. Un placer. Abrazo enorme desde Granada
Nuevamente mi gratitud y mis mejores deseos.
Letras que sangran... Ojala no seas vos... Excelente....
Gracias por compartirlo...
Muchísimas gracias. Bueno...todos los poemas llevan algo de nosotros. Pero su encanto en una excelente fingidora
Un placer.Abrazo desde Granada
Carmela escribe cartas a gentes de todas partes del mundo a quienes nunca ha conocido, firmándolas con toda suerte de románticos nombres, jamás, desde luego, con el suyo propio. Carmela despreciaría las cartas anónimas y ¿quién sería tan poco práctico como para responderlas? Estas cartas maravillosas salen por correo aéreo, escritas en una forma celeste con la fina caligrafía de Carmela. Nunca llega una respuesta. La gente no tiene tiempo para nada realmente interesante.
Leonora Carrington
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