Las campanas sonaban nostálgicas aquel día de mayo.
El sol lento se despedía de la jornada.
Dentro de la iglesia reinaba un silencio profundo, solo interrumpido por el sonido metálico y dulce que se extendía por doquier.
toc, toc, toc, toc…. se escuchaba los sonidos de unos tacones.
Las beatas que se preparaban para el rezo del santo rosario, interrumpieron sus charlas y voltearon a ver quien era.
Rayos del astro rey se colaban a través de los grandes vitrales, dándole un aire misterioso al ambiente.
Fluctuaba un olor a cera derramada e incienso, típicos de los templos antiguos.
Un Cristo pendía del altar mayor, sus brazos extendidos parecían darle la bienvenida a quien entrase.
¿Cómo se atreve esta a venir a este santo lugar? - decía una de las beatas mientras se santiguaba -.
Es verdad. ¿Es que no tiene vergüenza? - se escuchó otra voz -
¡Qué horror! - dijo otra -
¡Ave María Purísima! - repitieron al unísono -
toc toc toc - continuaron los pasos - se dirigía hacia el Santísimo.
Llevaba un vestido rojo púrpura ajustado. Se podían apreciar sus hermosas curvas. Medias negras de nylon, con una costura de contraste que marcaba sin pudor, sus perfectas piernas.
Zapatos negros de tocones vertiginosos, quizás unos veinte centímetros.
Una cartera negra, que hacía juego perfecto con sus calzados.
Su tez de porcelana hacía contraste con sus labios rojos carmesí y sus ojos verde esmeralda.
Sus cabellos sueltos parecían acompasar su andar sereno y elegante. Eran negro azabache, brillantes, sedosos. Un milagro de la natura. Domados solo por la mantilla de punto.
Las beatas continuaban a mirar su figura y murmuraban entre ellas.
La capilla del Santísimo se encontraba al lado derecho del altar mayor. Era de un estilo románico, como todo el templo. Austero y sencillo. Se dirigió a los primeros bancos y se arrodilló en silencio, no sin antes hacerse la señal de la cruz. Cerró sus ojos y sus labios comenzaron a moverse, en ferviente oración. A cierto punto comenzó a descender una lágrima por su virginal rostro. Detrás de esta unas cuantas más, trazando un inmaculado riachuelo transparente.
“Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas que superan mi capacidad;
sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre”.
Recitaba el salmo 130 que había aprendido de su madre, quien lo recitaba en voz alta antes de dormir.
Después le vinieron espontáneas las palabras de Job ante la oscuridad y la dificultad.
Desnuda salí del vientre de mi madre,
desnuda volveré a él.
El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó.
¡Bendito sea Dios!
¿Si aceptamos de Dios los bienes, no hemos de aceptar las pruebas?
Exhorta estaba en su plegaria, cuando sintió una mano en su hombro.
Lo siento, pero usted no puede estar en este santo lugar.
Sorprendida, sin levantarse miró hacia donde le venía la voz. Reconoció el anciano sacerdote que había conocido desde su más tierna infancia.
Disculpe usted, Señor cura, pero ¿por qué no puedo estar aquí?
Le repito, es un lugar santo. No pueden entrar personas como usted.
¿Personas como yo? Me puede explicar ¿cómo somos las personas como yo?
El cura nervioso no hallaba las palabras adecuadas. Con voz temblorosa continuó:
Pues personas que no viven de acuerdo a la fe. Que se dedican a ciertos menesteres que son poco, como decirle, poco….
Decente y pulcros, ¿quería decir señor cura? - le interrumpió ella - Respecto a mi fe, ¿qué sabe usted cómo la vivo? El hecho de que no venga asidua a misa no significa que no sea creyente o no viva mi fe.
Sí, pero usted comprenderá que….
Se levantó lenta. Superaba en estatura al sacerdote. Continuó mirándolo directo a los ojos mientras le hablaba.
Comprendo perfectamente. Ésta se supone que es la casa de Dios. Usted ni nadie tiene derecho a echarme de aquí, ni mucho menos juzgarme. Usted me conoce padre, sabe quien fue y qué hizo mi padre, el sufrimiento de mi madre y lo que he tenido que hacer, a temprana edad, para mantener a mi familia. Hace una semana perdí mi madre. La pobre por una fuerte depresión se quitó la vida. Me ahorro los detalles, porque sé perfectamente que usted los conoce. Por haber hecho “tan vil acto”, (como lo llaman ustedes), ni siquiera le celebraron el funeral. Hasta en el cementerio la enterraron en un lugar que no está bendito. El lugar de los llamados malditos. Lugar que seguro iré a para yo, por mi “dudosa reputación” según las lenguas benditas de este pueblo.
Como usted comprenderá Magdalena, yo tengo que dar la cara por la gente. Después se ponen a hablar y capaz que el Señor Obispo me llame para reprenderme y yo, pues y yo….
Comprendo, claro que comprendo - le volvió a interrumpir - ¿Sabe usted lo que significa “misericordia”? Mire usted - señaló un vitral que representaba Jesús con María Magdalena -. Ahí tiene el ejemplo claro de lo que es misericordia. Siempre he admirado ese vitral. De niña, cuando venía con mis padres, mientras se desarrollaba la misa, miraba y admiraba ese vitral. Imaginaba lo que habían hablado Jesús y María Magdalena. Me sentía identificada con ella, quizás porque llevábamos el mismo nombre, no lo sé. Pero desde muy temprana edad experimenté lo es misericordia. Experimenté el amor profundo que Dios tiene por todas sus criaturas, en especial por las más débiles y las que nos encontramos “alejadas” de él. No me siento condenada por Dios, por usted sí padre. Usted que debería ser dispensador de misericordia, un digno servidos de ese Jesús que es misericordioso, mas no seré yo quien lo juzgue, no. Estoy cansada de ser señalada, juzgada, criticada…. no importa, a quien tengo que dar cuenta de mis actos es a Jesús mismo, no a usted, ni al séquito de urracas que creen que por rezar el rosario todos los días ya están limpias e inmaculadas, mientras con sus lenguas condenan y matan al prójimo.
Ahora con su permiso, quiero concluir mis rezos. De aquí ni usted ni nadie me saca y volveré las veces que así lo desee. Si no, puede llamar a la policía, que me lleven a la cárcel, si lo desean. Con su permiso.
Le dio la espalda y volvió a arrodillarse delante del Santísimo.
El viejo religioso dio media vuelta y comenzó a alejarse. Su caminar era nervioso. Gesticulaba y hablaba mientras caminaba.
Después de unos minutos, Magdalena se levantó. Con andar sereno y elegante se dirigió a la salida del templo.
Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte Amén - se escuchaba el recitar del rosario -.
toc toc toc
Sintió las miradas que la seguían. Se detuvo. Volteó y miró. Silencio total. Nerviosas se voltearon el grupo de beatas y continuaron el rezo “Dios te salve María….”
Dios tenga piedad y misericordia de ustedes….raza de víboras, - dijo para sí y continuo su andar - .
Al llegar a la puerta un viento suave acarició su cuerpo y arrancó su mantilla. Cerró sus ojos y disfrutó de la brisa primaveral mientras se perdía por calles.
toc, toc, toc….
Aquel fue el último día que vieron a Magdalena. Nadie sabe a donde fue, cual fue su destino.
- Autor: hugo emilio ocanto (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 14 de diciembre de 2017 a las 01:21
- Comentario del autor sobre el poema: Comenta su autor, Kavanarudén: Un relato que comparto con todos ustedes , mis queridos lectores, lectoras, amigas y amigos del alma. Que tengan un feliz fin de semana. Kavi. Con autorización de su autor, interpreto este relato, con todo mi sentir. Feliz día, amigas, amigos del alma. Hugo Emilio.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 43
- Usuarios favoritos de este poema: María C., DAVID FERNANDEZ FIS, Fabio Robles, Estanislao Jano, kavanarudén, JADE FENIX, Hugo Emilio Ocanto, ALVARO J. MARQUEZ, Violeta, rosi12
Comentarios11
TODO EXCELENTE,
UNA, DOS, TRES, CUATRO Y CINCO VAN CONDENSADAS EN UNA ESAS ESTRELLAS
UN BESO
🙂
Mi amiga del alma, hermana querida
Para mí es un honor recibirte y muchas gracias por acompañarnos.
La verdad es que me he emocionado mucho escuchando esta historia en la voz de Hugo, en su interpretación.
De nuevo muy agradecido.
Recibe un fuerte abrazo de mi parte.
Kavi
Muchas gracias mi querida María.
Las letras de Kavi me han transportado hacia el cielo en mi sentir.
Un beso.
Un gran relato versión de Maria Magdalena como muchas que existen sobre esta tierra. Gran sensibilidad de Kavi, bellas letras y grande Hugo Emilio con su interpretación.saludo afectuoso a los dos .
Fabio amigo y poeta
Muchas gracias por acompañarnos.
Lo escrito en la interpretación de Hugo emociona y adquiere vida, fuerza. Dios lo bendiga por poner a disposición su don
Recibe un fuerte abrazo de mi parte.
Se te quiere, respeta y aprecia mucho.
Kavi
Muy agradecido por presencia y comentario, Fabio.
Muchas gracias por acompañarnos en este relato histórico de Kavi.
Con todo mi afecto y amistad.
Hugo Emilio.
Siempre un placer mi hermano del alma escuchar mis creaciones en tu voz, a través de tu interpretación. Le das vida, de das fuerzas.
Muy, muy agradecido Hugo.
Me ha emocionado mucho, la verdad, escucharte.
Recibe de mi parte un fuerte, fuerte abrazo, todo mi cariño, respeto y admiración.
Kavi
Hermano.
Siempre para mí es un enorme e inmenso placer interpretar tus letras.
Esta Magdalena genial que has plasmado en tu relato,
me ha llevado prácticamente a componer cuatro personajes.
Espero que sea obvio.
Agradezco siempre me permitas interpretar tus temas.
Prometí interpretar, y he de hacer, hasta el momento que el Señor me permita...
Un fuerte abrazo, con mi cariño respeto y admiración fraterna.
Hugo Emilio.
Tan excelente como bellas las letras del amigo kavanarudén, y tu mi amigo Hugo, siempre te luces en magistral interpretación.
Mis felicitaciones a ambos.
Un fuerte abrazo.
Así es amiga del alma
El gran Hugo se luce con su interpretación, dándole vida y fuerza a lo escrito, siempre le estaré agradecido.
Gracias infinitas a ti por acompañarnos.
Un fuerte, fuerte abrazo
Muchas gracias mi querida Jade, por la constancia de tu presencia
en interpretaciones.
Placer nos acompañes.
Agradecido por felicitaciones.
Un fuerte abrazo.
Hermoso relato y buena
interpretacion.
Un saludo a los dos.
Muy agradecido Fabio, amigo del alma.
Gracias por acompañarnos y dejar tu huella, tu comentario.
Un fuerte abrazo de mi parte.
Muchas gracias estimado y apreciado amigo Fabio.
Mi saludo y un fuerte abrazo fraterno.
*** Magdalena *** (Relato) - Autor: Kavanarudén - - Interpreta: Hugo Emilio Ocanto - - Grabado -
Precioso, no lo dice el hombre, el poeta, lo afirma con absoluta convicción mi espíritu poético y esteta.
Qué manera de escribir más allá de la lindura, querido Kavi, adquieres cada que pones en ejercicio tu excelsa pluma. Gracias por regalarnos el súmmum de tu talento. Cómo sabes sentar cátedra del buen escribir. Narras con una solvencia impresionante.
Y de ti, mi amado amigo y hermano, podría emplear todos los adjetivos para decir cuán grande eres y me quedaría corto. A ver, mejor y creo que lo aglutino un poquito más... ¡¡¡SÍ que eres fenómeno!!!
Felicitaciones, dúo maravilloso. Cuando os juntáis mi espíritu vibra emocionado, como ahora lo siento, lo declaro.
Aplausos sonoros y felicitaciones, insignes representantes de las letras y voz grandes.
Vuestro amigo por siempre.
Condorandino.
Mi querido amigo-hermano Jaime.
Todos los adjetivos que usas, me llegan profundamente al alma.
Sé de tu sinceridad, y eso me hace muy feliz.
Muchas gracias por felicitaciones y esos aplausos tan sentidos...
Por siempre mi amistad.
Hugo Emilio.
Muchas gracias hermano y poeta querido.
Siempre agradecido por acompañarnos
El gran Hugo tiene ese precioso don de interpretar y a través de él, regalar emociones.
Un abrazo
Mi aplauso para mi respetado Kavanarudén y al maestro y amigo Hugo. Un abrazo.
Alvaro, amigo y paisano querido.
Muchas gracias por acompañarnos.
Recibe un fuerte abrazo desde estas lejanas tierras
Kavi
Muchas gracias querido amigo Álvaro.
Agradecido por este aplauso.
Un abrazo.
NO creo haber leído este poema de MiKavi , escucharlo en tu vos es demasiado bueno sigue plenamente mi admiración para ambos y mi afecto sincero.
Muchas gracias mi querida Violeta por acompañarnos.
Geniales letras de Kavi.
Mi admiración, afecto sincero, y siempre mi amistad...
CONUNTEQUIEROMUCHOAMIGA.
Me sorprendo poco a poco con el arte que tienes hermano Kavi. Todo cuanto escribes suena bonito y ya si le pone la voz el gran maestro de la oratoria, es el remate de la grandeza recitada. Saludos a los dos.
Muy agradecido por visitarnos, Ermanue.
Placer tu presencia y comentario.
Geniales letras de Kavi.
Saludos, poeta.
Había leído ya este relato de Magdalena tan bello de la pluma de Kavi, pero ahora escucharlo interpretado por Hugo Emilio es una experiencia muy emocionante. Excelente prosa , con excelencia interpretado.
Abrazos amigos poetas,
David
Que maravilla os felicito les quedó hermoso me gustaría participar en alguno que se pudiera grabar audio , ya que hasta ahora mis conocimientos se limitan a escribir que tengais un bonito día saludos de afecto y amistad
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