MIS PIERNAS

Bambú

Hay jardines en mi cuerpo que se cerraron para siempre
mientras veo abrirse este diciembre
docenas de tulipanes exultantes de belleza.

Oigo cómo arrobado me dices
"qué bellas piernas tienes"...
Siempre te gustaron mis piernas
mientras yo me avergonzaba de ellas;
"de muñeca", te decía.

Estas, que alguien llamara un día
columnas torneadas y ebúrneas,
sé que guardan la puerta a tu Arcadia querida.
Mis piernas, lo sé,
son el templo de tus alabanzas,
dos celemines que esconden la luz de tus anhelos
donde quisieran descansar tus manos
para diluir ese deseo
que tantas mañanas de este largo invierno
transmites hasta la punta de tus dedos,
Mis piernas,
como dos hemistiquios medievales
que enmarcan
la dulce cesura de tus pensamientos de poeta.

Pero mi paraíso está envuelto en un invierno
que solo recuerda cientos de fugaces y extintas primaveras.
Cuántas cosas nos dejamos
en el volar de las estaciones, compañero,
cuántas se llevó el más audaz de los vientos,
cuántos templos derruidos por el tiempo, 
y cuánto lo siento, compañero,
cúanto lo siento.

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