CONSOLACIÓN...

        Condúcete por la vida con humildad. No ambiciones aquello que no posees y aprende a vivir someramente, pues quien es feliz en lo poco, preparado está para lo mucho. No seas como aquellos necios  que asolan su vida y las de los demás con inasumibles cargas, haciendo de sus propias vidas, un compendio de inaguantables e insufribles vicios. Pues cuantos más vicios acumulan más esclavizados se hayan y menor es la dicha que obtienen de ellos. Haciendo de su vida y de la vida de los demás un auténtico calvario. Así como una permanente acumulación de males y de desdichas. Sé prudente en tus juicios y temerario en la búsqueda de la justicia, la verdad y la igualdad. No guardes rencor a tus enemigos, pues hasta de un rival... algo bueno se puede aprender, mas ten siempre la fortaleza de ánimo para no tolerar la injusticia. En definitiva, se justo en tu corazón... y ambiciona el mayor de los carismas, esto es la sencillez de espíritu... y la búsqueda de la verdad, sobre todo en un mundo que tiende por desgracia a la autojustificación en base a mentiras y medias verdades. Practica la misericordia y la caridad para con todos, y no ambiciones la acumulación de riquezas. Si acaso, más bien la acumulación de verdaderos amigos y sanas costumbres, siendo las segundas muchas veces la lógica consecuencia de las primeras. No huyas del dolor, pues la vida es penitencia... mas tampoco seas tan necio y terco como para buscarlo. Prepárate en definitiva para la desgracia, así cuando ésta llegue... nunca te hallará sorprendido y con la guardia baja. Sé pródigo en tus costumbres y aprende a ser dichoso en la austeridad del vestido y del alimento, así como del espacio donde moras. Prepara tu corazón para la partida de tu tierra, y en última instancia del mundo, desvinculándote de todo lo material. Sólo el desapego por las riquezas prepara nuestro espíritu para la felicidad absoluta en ésta y en la otra vida. Mas lucha valientemente para que en ningún hogar falte jamás pan caliente, amor y un techo donde guarecerse. Sé en todo coherente entre lo que predicas y aquello que obras, así no andará tu espíritu atribulado ni por tus propios reproches ni por los ajenos... de ese modo nadie podrá acusarte de hipócrita. Mas si un día sostuviste una determinada opinión y ésta se demostró falsa, errónea o contraproducente... para ti o para la sociedad de la que formas parte, ten el valor de reconocerlo y ajusta tu conducta a la nueva realidad. Pues no hay peor necio que quien permanentemente persevera... en el error que le perjudica.

P.D:En honor de mis padres, de mi muy querida abuela Antonia, de los maestros estoicos y cristianos, así como del escritor castellano Miguel Delibes, quizás el último de ellos. Dedicado a mis hijas María y Noelia, a las que quiero con todo mi corazón y toda mi alma. Para que el día que parta quede en ellas un resumen de mis valores. Los cuales, en modo alguno me pertenecen, sino que son la invaluable herencia... de un inabarcable legado intemporal.