La suave luz del ocaso
aura de un peplo inasible;
Las nubes albo pegaso
de algún tintán invisible.
En un postludio de soles
y un ditriambo de alabastros,
de su peplo de arreboles
Hera desnuda los astros.
Los mortales en su sueño
van prendiendo las hogueras
guíanse con prendido leño
bajo egipciales palmeras
y en un presagio aguileño
Zeus prende las mil esferas.
- Autor: Ranzeth Gómez Navarro ( Offline)
- Publicado: 26 de diciembre de 2017 a las 21:33
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 99
- Usuarios favoritos de este poema: B Quinchanegua, Héctor Martínez Sanz, El Hombre de la Rosa
Comentarios3
Casi antidiluviano
En el timeo, exclama un sacerdote muy anciano: '¡Ay!, Solón, Solón, ¡los griegos seréis siempre niños!, ¡no existe el griego viejo!'
Gracias por tu comentario, Tokki.
Muy bueno. Me gustó leerlo. Un saludo cordial
Gracias, Rosita. Me alegra te haya gusta.
Junto con tus hermosas letras, te felicito en estas fiestas de entrada del nuevo año 2018...
Saludos de Críspulo
Gracias, Hombre de la Rosa.
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