En la otra parte de la puerta, escuchando las canciones que salen de las gargantas rotas,
veo las cataratas como ojos llorones deshaciéndose en la palma de mi mano,
noto la brisa que sale del soplido de las amapolas,
apenas los rayos valen para asustar a los lirios, se despeñan por los barrancos las primaveras suicidas, gritan poco los pájaros y la tormenta y los remolinos conquistan la tarde como el ejército de nadie, baja el gris del cielo como sube del infierno.
Pero poco bastará cuando las palabras se mojen y todos pesemos mas, se abrirá un pedazo de mar cuando un hombre mate a otro hombre, seremos poco y la tarde irá pudiendo con nosotros hasta hacernos noche y después día, y así, atrapados en un círculo infinito de naranjas y negros, en el centrifugado del tiempo, día y noche, noche y día.
Seremos poco cuando se mojen las palabras y todas las olas hayan desnombrado lo que antes tenía nombre, dejaremos de saber donde están las lunas que guardamos en el cajón y todas las noches serán oscuras, serán pocas las palabras cuando se mojen los hombres, cuando la palabra se haya hecho carne y pese en la mano del que la sostiene como la piedra que es.
- Autor: poeta-sin-poemas ( Offline)
- Publicado: 27 de diciembre de 2017 a las 17:51
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 42
- Usuarios favoritos de este poema: Mael Lorens
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