!Oh padre nuestro Jesus,
te rogamos con vehemencia
perdones nuestras conciencias
de pecadores impios,
haz de nosotros un rio
de aguas mansas y puras,
queremos ser como tu
hasta nuestra sepultura,
tu,Señor,eres la cura
de toda enfermedad,
te ofrecemos con humildad
todos nuestros corazones
y te pedimos nos perdones
por nuestras miserias humanas,
danos la paz en las almas,
en el año que comienza
y tendremos las conciencias
llenas todas de esperanzas.AMEN
¡Oh, Padre!
Amigo, Hermano, Maestro, Señor y Dios mío.
Que mi humilde escritura, te sea grata,
pues mi espíritu se regocija en tu presencia.
¡Padre Eterno! De infinita misericordia.
Tú, que siendo grande hiciste lo más humilde y al mismo tiempo lo más divino.
Aquello que ninguna otra deidad hizo por su creación.
Tú, verdadero Dios y Señor, con potestad en todo lo creado,
te anonadaste para orientar a tus criaturas.
Nos dejaste la acción de tu memoria para convertirte en el sacrificio,
como cordero pascual entre los panes ázimos.
Levantaste tus manos para curar los vituperios del pecador
y al mismo tiempo para ser glorificado por el Padre.
¡Señor mío! Yo soy como el publicano, se propicio a mí.
Pues el combate resulta difícil.
Sin embargo, en el rostro de mis hermanos te veo y
lo inefable envuelve mis labios y mi alma tan acuciante
con tu presencia viva en el altar. Veo la cruz, y veo tu amor.
Pero veo la resurrección en cada momento que somos partícipes
de la transubstanciación.
Y aquello me llena de esperanza.
¡Ea, Dios mío! ¡Ea, pues! ¡Hossanna, en el cielo y en la tierra,
para los hombres paz de buena voluntad!
Vienes por tus ovejas descarreadas,
no para reprenderlas, sino para abrazarlas.
¡Tu amor es tan grande, Señor mío, poderoso Dios mío, tú eres AMOR!
¡Señor de todo cuanto hay! Perdona, constantemente nuestras faltas,
aumenta nuestra Fe, que arda en nosotros los recuerdos soteriológicos y el milagro del Pan de Vida,
que nos has prometido y has cumplido. ¡Jesús mío! ¡Maestro, Señor y Dios mío, tú eres el Pan de Vida,
el Pan que ha bajado del Cielo para la salvación de tus criaturas.
No despidas a tu siervo, sin antes permitirle aprender a valorar la gracia, a reflexionar en el pecado y meditar siempre en la teleología de la escatología; ESTAR PARA SIEMPRE CON MI CREADOR. ¡Perdona, de verdad perdona cada pensamiento, palabra y acción ociosa! Justo eres, Señor. Pero mueve a misericordia tu corazón, y no dejes que mi concupiscencia te ofenda, antes, guíame. Yo, te doy gracias por la vida, la libertad y el amor.
¡No hay lugar más alto, que estar bajo tus pies, mi Señor! Así sea.
Mi querido Jesús
¡Gracias por todo lo que me has dado!
Ahora le toca a los desamparados
a los hambrientos y a los incrédulos.
Tu eres el Amor del camino y de la vida.
Que así sea y así será.
Oh Jesús Cristo,
perdona nuestros pecados
Entre ellos el boicot
Que hacemos a nuestra
Propia felicidad
Ayúdanos a ser más como tú,
Humildes de corazón,
Y con gran amor al prójimo,
empezando con el respeto y el amor
A nosotros mismos.
Liaazhny.
- Autores: EL POETA DE FUEGO (Seudónimo), Sir. Black Lyon, Beatriz Blanca (cuartel), Liaazhny
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- Finalizado: 3 de enero de 2018 a las 19:00
- Límite: 3 días
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- Comentario del autor sobre el poema: Felicidades a todos amigos,que en este nuevo año,tengamos la paz que tanto se necesita,el amor y la salud,David,el poeta de fuego
- Categoría: Fecha especial
- Lecturas: 224
- Usuarios favoritos de este poema: Black Lyon, Beatriz Blanca, JUAN ROMERO SOTELO
Comentarios2
Después de encontrar el amor y aceptación en este mundo,
fue el temor a la muerte que me hizo conocerte,
fue la necesidad de esperar en un apoyo mi existencia,
Hoy admiro la creación de Mi Dios tu padre celestial.
Gracias mi Dios por permitirme vivir y conocer las personas que amo.
Amén.
“En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero, al verte, mis ojos van y vienen
de mi cuerpo a tu cuerpo con vergüenza.
¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?
¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?
Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mi todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.
Y sólo pido no pedirte nada.
Estar aquí junto a tu imagen muerta
e ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave santa de tu santa puerta”.
Gabriela Mistral
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