Llorada sobre la ceniza
en el desván pulverizado del tiempo,
arrinconado con el polvo
donde contemplo la obra que nunca ha de ser mía,
encuentra su vacío
de donde surge y a donde camina.
Estaba mortificado
merendando con la muerte,
la dueña de todo,
su esqueleto de humo
se confundía con el cigarrillo que humea,
yo habría matado algunas moscas sobre la mesa
como algo suyo,
como su instrumento
poseyó mis manos.
Mientras leía la fábula de la vida,
afilaba sus uñas con las que me desgarrara el cuerpo,
reía a veces, yo también le reía,
oscurecían las habitaciones del ayer,
nos iluminaba solamente la esperanza,
escuchábamos las voces del tren
emocionada por el viaje que un día emprendería.
- Autor: AVELLANEDA SANTOME (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de diciembre de 2017 a las 19:42
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 66
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