Bajo la luz brumosa de un amanecer frío te deslizabas, hace sólo un rato, por las grietas de los muros, ajados por el paso del tiempo, entre los resquicios de los sillares de viejas casas solariegas... Éstas son las diosas en las que creo: las que se sugieren, las que se revelan, las que se intuyen, las que trascienden... Ya ya, eres cierta y real, lo sé, conozco tu nombre y tu dirección, puedo ir a buscarte en cualquier momento, porque no eres producto de mi imaginación... Pero permíteme que engrandezca tu leyenda, que te contemple en venerable silencio, que intuya en ti todo lo sagrado... Sé que no es justo, que deseas ser tratada, desde el principio, como una mujer de verdad, con sus apetitos y sus necesidades, con su carnalidad cotidiana... Perdona esta pequeña ofensa inicial, pero mi apuesta tampoco es de este mundo: vivir y compartir contigo cada átomo de mi cuerpo...
- Autor: Ángel Plaza Simón ( Offline)
- Publicado: 2 de enero de 2018 a las 05:33
- Categoría: Amor
- Lecturas: 23
- Usuarios favoritos de este poema: Estanislao Jano
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