El macaco toma asiento, ajusta el micrófono, la expectación es máxima. En todos los rincones del orbe, miles de millones de humanos atentos a la televisión, cuando comienza a emitirse el discurso:
- Hombres y mujeres del mundo, hoy os he convocado en sesión extraordinaria ante la desesperación que estamos padeciendo, que nos trae por la calle de la amargura, la comunidad de simios del planeta.
El primer punto a tratar es la cuestión divina. Muchos de vosotros lleváis luengo tiempo insinuando que habéis sido creados por un ser superior. Afirmando que vuestros dioses llegaron un día y os crearon con su varita mágica. Menuda inventiva os gastáis. ¿Todo ello para qué? Para dar rienda suelta a vuestra hipótesis os agarrais, principalmente, a dos clavos ardiendo. El primero tiene que ver con vuestra conciencia. ¿Pensáis que podéis ir por la vida cometiendo pecados a diestro y siniestro, con la esperanza de que vuestro señor de los cielos os absuelva, dada su condición misericordiosa, ya que escapaz de perdonar hasta vuestros actos más viles, y así poder descargar de culpabilidad vuestras conciencias? Almas de cántaro. Esto por un lado; por otro, lleváis una existencia tan triste que os aferráis a la idea de que vuestro ente divino os llevará en volandas al paraíso cuando estiréis la pata. No sufráis por este tema, pues ya habitáis el infierno. El mismísimo lucifer es una hermanita de la caridad comparado con los hombres, y a peor seguro que no iréis cuando os llegue vuestra hora. He de comunicaros, en exclusiva primicia, que el chamán gorila ha logrado regresar del más allá con muy buenas noticias. Me asegura que todos los que pasan por el purgatorio, son vacunados contra la vanidad y la codicia, y tras ser inmunizadas, las almas son depositadas en un valle de primaveras perpetuas.Por lo tanto, ya no tenéis que preocuparos por vuestro juicio final. Asimismo, también me ha informado de que a algunos no les surte efecto la vacuna, y esos son reencarnados en facoqueros sin colmillos, una y otra vez, hasta que el medicamento dé resultado.
Por otra parte, nos tiene compungidos el hecho de que, al creer en dios, hayáis renegado,así a la ligera, de vuestros ancentros, que no son otros que nosotros. ¿Acaso no os evoca nuestra mirada la de vuestros antepasados? ¿No percibís en mi sonrisa reminiscencias de alegrías remotas? Menos mal que muchos de vosotros ya estáis desfaciendo el agravio del que hemos sido victimas durante tantos siglos, y nos aceptáis como una rama más de vuestro árbol genealógico. Además, si obserbais a muchos de vuestros especímenes actuar, casi podría decirse que son una involución nuestra.
Aparte de las semejanzas fisiológicas, ¿tan ciegos estáis como para no daros cuenta de que vuestra manera de actuar es similar a la nuestra? Por más que intentéis perder el tiempo en organizaros políticamente o adoptar hábitos para los que no habéis sido diseñados, teneis nuestros mismos instintos naturales. Eso es innato y ni cristos ni políticos podran remediarlo. Sois territoriales como nosotros. Al igual que nosotros, el macho más fuerte es el que se aparea con las hembras, y ellas siempre buscan al macho dominante para su descendencia. ¿Y qué es eso de la monogamia? ríome yo de la fidelidad eterna y todas esas pamplinas. Polígamos viscerales sois como que yo tengo rabo. El que no es infiel es porque no puede y, en cualquier caso, si no lo es con el cuerpo, lo es con la mente, que es la peor de las infidelidades, pues lo que cuenta siempre es la intención, se lleve a cabo o no. La única diferencia entre el hombre y el mono, aparte de la hipocresía, cualidad exclusivamente humana, es que el primero ha creado las armas de destrucción masiva y el dinero, y el segundo, no. ¡Ay el dinero! malnacido aquel que se le ocurrió, por primera vez, acuñar una moneda. Vil metal, raiz de la mayoría de los males que os azotan, espoleador de vuestra codicia desmedida. Hipócritamente, desde vuestros templos, lloráis por los miembros de vuestra especie que viven inmersos en la miseria, cual plañideras estreñidas.Pues basta ya de lamentos fingidos, no debeis flagelaros por esto, tened por seguro que si el pobre estuviese en lugar del rico y viceversa, pedirle que compartiera su patrimonio con los más necesitados, sería como reclamar peras al olmo.
Para concluir, pues no me quiero extender demasiado, quiero pediros que ya que sois como sois, al menos sed sinceros. Los que decidisteis romper los lazos que os unían a la madre tierra para deambular por las junglas de asfalto, pisotead a vuestro prójimo con agresividad, pero de frente y no por la espalda, como hacemos nosotros, antes de que algún intruso se acerque a vuestras manadas y se zumbe a vuestras hembras o se coma vuestros plátanos.Y ya que os habéis expandido como una plaga incontrolable por todos y cada uno de los rincones del mundo, no lo penséis dos veces y contaminad con vuestros autos y las lacas que fijan vuestros cabellos. tarde o temprano os quedaréis sin oxígeno que respirar o agua que beber, y cuando se produzca vuestra extinción, la tierra se regenerará y volverá a resplandecer como antes de vuestra aparición. Porque, aunque no lo creáis, existen organismos harto más resistentes que vosotros, que sobrevivirán al cambio climático o a la desaparición de la capa de ozono. Es preciso que esto ocurra más pronto que tarde, para evitar esta agonía innecesaria del planeta, que se pudre poco a poco bajo la metástasis humana. Nada más tengo que añadir, espero que el discurso haya sido de su agrado.
Muchas gracias por su atención, les ha hablado el macaco Paco, desde simiolandia, en representación de la comunidad de los simios.
- Autor: Joseponce1978 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de enero de 2018 a las 08:52
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 16
Para poder comentar y calificar este poema, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.