Fría epifanía

Joseponce1978

Víspera del día de los reyes magos. La niña bella deja todo preparado y se acuesta temprano. Antes de despuntar el alba, fuerza su despertar y corretea por toda la casa hasta encontrar lo que buscaba. Desgarra el papel sin miramientos y abre la caja atropelladamente. Tras el ritual, no puede ocultar su decepción:

-Esto no es lo que yo había pedido. Serán miserables sus majestades de oriente, y encima unos gorrones, tanto ellos como sus camellos. No han dejado ni las migajas de los dulces y se han bebido todo el agua que les preparé anoche. Y todo para esto, unos zapatos de mierda. Es injusto- se lamenta.

Su padre, que estaba observando la escena desde la puerta, se acerca a ella con semblante serio, le acaricia la cabeza, la coge en brazos, la consuela como buenamente puede y decide llevársela al parque dando un paseo, pues hacía un día esplendido, atípico de enero.

Al llegar al parque, la niña bella ve a su amiga, la niña de gafas de lupa, que jugaba con una casa de muñecas tamaño real en proporción al tamaño de la niña:

-¡Mira lo que me han traído los reyes magos!- exclama la niña de gafas de lupa, dirigiéndose a la recién llegada, sin disimular su alegría.- ¿Y a ti, te han traído la bicicleta que les pediste?

- No- contesta ésta, con el "no" más apagado que pueda imaginarse, mirando al suelo y tapándose los zapatos con el vestido.

- Pues mira lo que me han traído a mí- replica la niña de las gafas, subida a la azotea de la casa de muñecas.

La niña bella se da la vuelta y, en un estallido de indignación, con los puños apretados y los ojos anegados en lágrimas, le dice al padre:

- ¡Es injusto, papá. Mira que escribí la carta con letra  grande y clara. Una bicicleta era mi deseo. ¿Por qué a mí unos simples zapatos y a ella un castillo? ¡No hay derecho, para eso llevo todo el año portándome bien!

-Hija, será que los reyes han pasado por nuestra casa al final de su recorrido, y no les quedarían bicicletas ya. estarían cansados, no tienes más que darte cuenta de que los camellos se han bebido todo el agua.No debe ser tarea fácil visitar a todos los niños del mundo acarreando tanto peso.Verás como el próximo año cambian de ruta y te traen lo que les pidas. Y ellos saben muy bien lo buena que has sido, de otra forma te habrían traído carbón- Le explica el hombre a su hija, con la voz entrecortada y un nudo en la garganta.

A todo esto, el padre de la niña de las lentes de lupa, que permanece muy atento, sin perder detalle de la conversación, a unos metros de distancia, decide que es el momento de intervenir. Como la manta eléctrica que espera a que su presa esté aturdida para asestarle el golpe de gracia, se aproxima despacio saboreando el momento, carraspeando para hacerse notar, hasta situarse en el umbral de la casa de muñecas y, apoyándose en esta, dice con aire altivo:

- Sí, sí...¿con que los reyes estaban cansados, no? Pues me temo que no cambian de ruta así como así- Interviene, con semblante triunfal, mientras mira al padre y a la pequeña, ahogando una maléfica risilla.

- ¿A que no, papa? Los reyes magos no se cansan nunca. Será que no se ha portado bien, es la única explicación- añade la niña de gafas,envalentonada, que había salido a toda prisa de la casa hasta colocarse entre su progenitor y su amiga, señalando con dedo acusador al padre de ésta.- Este señor es un mentiroso- y visiblemente enrabietada, le propina un puntapié en la espinilla que hace saltar de dolor al hombre.

 

Continuará... me ha entrado sueño.

Ya sé que este es un portal de poesía, pero es que la vida engloba más teatro que poesía, por desgracia.

  • Autor: Joseponce1978 (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 4 de enero de 2018 a las 18:17
  • Categoría: Sin clasificar
  • Lecturas: 18
  • Usuarios favoritos de este poema: Silvestr
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