Esas ansias por sentir su alma.
Entrelazar miradas en el coito.
Superar los límites del delirio
al introducirse en el mundo
de las caricias no inventadas,
nunca consumadas.
La penumbra con su libido
me contagia. La boca se desase
al aletear en las nubes,
sintiendo las imágenes del erotismo,
el kamasutra prohibido.
Soy de la noche. Elogio
del girasol sonámbulo.
Aquel que le sonríe
a la Luna dormida;
mientras la veo
caminando sobre las estrellas
-Desnuda, plena-
termino eyaculando luciérnagas.
Pensamientos ardientes.
Flores de fuego que crecen
entre mis ojos y pecho;
entre el corazón suyo
y las sonrisas del placer
que se estampan en mi iris.
Abrasadores sus ojos.
Inmensos de lujuria angelical.
Se abrazan a mis sentimientos.
Se inundan con la infinidad
de mi apreciado anhelo.
La irrealidad de mi libido
se consume en la realidad
de su bellísima existencia.
El todo del sexo
se complace en un pensamiento
repleto de ella, de su ser, de sus matices,
de los colores y contornos que la forman,
del polvo caótico de su alma.
- Autor: ErC ( Offline)
- Publicado: 5 de enero de 2018 a las 18:38
- Categoría: Amor
- Lecturas: 120
- Usuarios favoritos de este poema: Genaro A. Cancino, Texi
Comentarios1
Un deleite tú escrito, buen amigo. Lo llevó a favoritos.
Muchísimas gracias por compartir. Un gusto leerte. Un fuerte abrazo.
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