Te parecés a la muerte,
a un milagro
con tu piel de soles,
de roble
y tu boca de verano.
Arden mis dolores
mientras te vestís de agua dulce.
Me ahogo en tu ombligo
y se llenan de vos mis pulmones.
Te toco
como a una Virgen:
con fe y temor;
y tu nombre abandona mi boca
como una oración
que cumple sin promesas,
que hace de tu cuerpo el pan
y de tu sangre el vino.
- Autor: Caramelo de Ricina (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de enero de 2018 a las 14:06
- Categoría: Amor
- Lecturas: 30
- Usuarios favoritos de este poema: El Silente Vagabundo, Sinediè
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