De tu vientre ha brotado un amor incalculable que se convirtió en persecución con sabor a alaridos de espanto, de desaparición y de dolor estrechamente ligado a tu pecho que siguió provocando el néctar de la vida negándose a enjugarlo y con la esperanza de que aquel amor maravilloso volviera, albergando la ilusión de que aquellos subordinados vestidos de verde olivo y nacidos en el mismo valle de amor en el que tú y tus hijos jugaron felices alguna vez no fueran tan despiadados y no concebías que tanta perversidad en un instante fuera capaz de detener el tiempo y el espacio en tu vida, en tu valle en tu país
Pero ese silencio fue insoportable, ese silencio fue vergonzoso y el miedo invivible en tus lágrimas y el sudor frio y fétido que te advertía que ya tu fruto no existía y a la sombra húmeda subterránea de tu escondite en la hondonada a la que amas y odias por haberte consentido en esta vida inútil sin poder amamantar a tu ternura cercenada de tajo por un subyugado, hijo de una madre dulzona y descalza de tu propio paraíso convertido en panteón aquel maldito día de exterminio
Al pecado
No me mires con esa solicitud de perdón, no alcanzo ese don, es mejor procesar el dolor, tú con tus demonios, yo con mis apariciones ensangrentadas con aroma a músculo calcinado
- Autor: Roberto Vásquez (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 8 de enero de 2018 a las 16:11
- Comentario del autor sobre el poema: Rufina Amaya (1943 - 6 de marzo de 2007) fue una sobreviviente de la Masacre del Mozote los días 11 y 12 de diciembre de 1981, en el Departamento de Morazán, República de El Salvador
- Categoría: Amor
- Lecturas: 88
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