El niño le gusta la flor marchita,
su mayor ilusión es deshojarla
completita como una margarita.
El niño le gusta la flor marchita,
el aroma de sus sienes a él lo incita.
El niño busca una flor sin vida,
plantea replantarla a la puesta del sol,
y regarla día tras día, con su agua bendita.
El niño le gusta una flor ya florecida,
ya no quiere jugar con niñas,
esos botones apretados, a él no lo excitan,
opta mejor el néctar de una flor ya abierta.
Le gusta imaginar como
la humedad y la oscuridad de la noche,
hacen que se infle ocasionando que sus hojillas
en un acto de defensa propia se escurran y se cierren.
No quiere otra flor,
no quiere el botón de una flor colorida,
el niño busca una flor ya marchita,
quiere trasplantarla y arraigarla en su tierra
y, regarla todos los días…
hasta que pueda decir algún día,
“ha vuelto a tener vida aquella flor marchita,
solo necesitaba un poco
de mi agua bendita”!!!!
LeydisProse
1/8/2018
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- Autor: LeydisProse (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de enero de 2018 a las 11:53
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: Ӈιρριε Ʋყє ☮
Comentarios1
Una flor aunque marchit apuede ser fuente de amor y nobleza.
Una flor aunque marchita puede ser fragancia que nunca se olvida.
Muy bellos versos mi dulce poetisa.
Con cariño
JAVIER SOLÍS
Gracias mi querido amigo.... Asi es, una flor marchita da eso y mas 🙂 Un abrazo y miles de bendiciones...
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