Vieron el Cáucaso blanco y un núbil poeta
eslabones forzados por un brazo potente;
Prometeo aguerrido, celeste anacoreta,
tiene fuego en su pecho, la tristeza en la frente.
Son sus hombros herákleos, son sus bíceps de atleta;
portentosa su espalda de cíclope valiente;
y en la cúspide blanca do el arcano concreta
languidece soberbio; ni a la brisa ya siente...
Es la fiesta del torvo que torvo se entroniza
donde el solio alevoso, do la sangre y ceniza.
Caronte es la soberbia; mancilla el Ideal.
Ya vendrá cuando Herakles, en grandiosa campaña,
tras los Doce trabajos y fundar otra España,
diga al águila torva: "Va mi flecha inmortal".
2010
- Autor: Antranik Manoukian (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 12 de enero de 2018 a las 14:08
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 16
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