Las olas eran nuestras, como el viento
Y todo lo que el viento se llevó.
Tengo la sal del mar por alimento.
Caímos ambos, como en dominó,
Sobre la arena fina del verano.
Más tarde ninguno se levantó.
Aún sigo mirando tras el ventano
Por si te veo crecer en la espiga,
Por si brotas en medio del rellano.
Besé la mar como una vieja amiga
Y mis labios se llenaron de sal
Y mi pecho se colapsó de intriga.
El mar en tu cuerpo se hizo cristal,
Y a su vientre te devolvió Neptuno.
A la luz de una luna virginal
El mar entró en tu cuerpo y se hizo uno.
- Autor: Fantasma de Nadie ( Offline)
- Publicado: 17 de enero de 2018 a las 06:45
- Categoría: Cuento
- Lecturas: 84
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