Es un viernes cualquiera
caminando bajo la lluvia,
y de repente, en un instante,
nos volvemos a encontrar,
te acercas lentamente,
y comienzo de prisa
a perderme en ti,
tiemblo impaciente
olvidándome de todo,
tu mirada celeste
se encuentra con mis ojos brillantes y húmedos,
al fin,
después de eternas noches deseándolo,
delicadamente se llenan de ti,
detallan tu rostro,
tu boca, tu abrigo,
sobrepasan tu piel,
me anclo a ti,
a la tibieza inconfundible de tu cuerpo,
y la esperanza regresa intacta,
desaparece el dolor,
mi memoria se adormece
olvidando que a veces
eres la adicción más perversa.
Te acercas retándome,
lenta y delicadamente,
con tu olor a violetas y caramelo,
naufrago sin fuerzas en tus labios únicos
reviviendo con cada rose todos tus recuerdos,
y olvido que una bebida humeante
me espera en el café del parque,
donde unos ojos azabaches
revolotean ansiosos entre la gente,
esperando verme arribar
para recuperar la esperanza.
- Autor: ANA MARIA DELGADO (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 21 de enero de 2018 a las 00:03
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 79
- Usuarios favoritos de este poema: Vagabundo Universal, Marcos Reyes Fuentes, Lualpri
Comentarios1
después de eternas noches deseándolo,
naufrago sin fuerzas en tus labios únicos
esperando verme para revivir la esperanza.
Bonito gracias por conpartirlo Poeta.
Con cariño
JAVIER
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