Hago honor a este día que será siempre el último,
caminaré para detenerme adelante,
enfermo,
sin movimiento como la piedra,
la arrojaré con la ausencia que esconderá mi mano
en una urna de memorias,
se sabe que el verdugo fueron estos días mortales,
y su muerte es quien me librara para siempre de la muerte
amamantada en los abismos y los entierros
donde la caída es el desengaño.
Asomado a la oscuridad,
sin ojos yace el mundo bajo cuencas ya destruido,
expósito sobre la herrumbre de sus retratos,
dejo la tierra bajo la tierra.
En esta orilla del tiempo recordaran mis pasos,
pero hoy tengo que salir de esta vida como salir de una vestimenta,
aliviado de las heridas que procuraron mi despojo,
arrebatado una vez de todo búscame dondequiera
pero nunca más me llames, porque se me apagará la vida como se apaga el día.
La dirección fue siempre en mi la contraria,
recordaré que una vez me devore un cuarto de luna y medio kilo de sueños,
frecuente los lagos intentando desnudar el agua
pero mi soledad fue siempre quien termino anudando mi corbata.
Este sueño me contó de sus sombras
mientras un ángel me protegía,
vi estrellas descalzas vomitando el cielo
la calle había sido rociada con el llanto
el azul era el cuerpo abierto del pasado,
vi desde fétidas ventanas asomarse jueces
que terminaban su autopsia,
la búsqueda fue renacer en la cálida matriz de un poema
para reconocer que no se tiene razón,
ni verdad,
ni ser,
el mundo no necesita acabarse para que se termine,
lo último que escuche fue el sonido de un teléfono,
atrás de el no contesto nadie,
la última aparición mi abuela sirviendo la sopa,
la última película es donde desaparecen todos.
La vida me contó su sueño mientras un ángel me protegía,
- Autor: AVELLANEDA SANTOME (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 31 de enero de 2018 a las 03:04
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 28
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