LOS FANTASMAS FUNDAMENTALES

José Roberto Vásquez

 

En mi primer trabajo formal tenía un jefe abusador que no era novedad, cuando se es cabeza, no sabes en el ogro en el que te conviertes.

Durante una de sus acostumbradas acciones de humillación tiré mi taza de café sobre él, era mi forma de decirle gracias; renuncié.

Para que el cinismo no se convierta en el signo social de integración, hoy reverencio el café, en defensa propia.

Muchos estamos listos para resucitar los organismos de represión de las dictaduras militares, le disparamos a lo que sea.

No comprendemos la economía libidinal y mucho menos los intereses Psíquicos en la construcción de los acuerdos amorosos, todo nos parece moneda de cambio.

Cuando era niño tenía momentos de introspección que alarmaban a los vecinos, mi madre respondía

suavemente, está conversando con Dios.

De adulto hago introspección pero mi madre no me defiende, ¿habrá muerto Dios?

Le preguntaba a mi madre, ¿quién hizo a Dios?, respuesta metafísica: hijo, cuando estés grande comprenderás, ¿habrá muerto Dios?

Creo que a Dios le conviene que no creamos en él, de esa manera garantiza lleno total los domingos

Garantía de amor de padre.

Entras al templo y de inmediato te enteras que Dios no existe, todo es editado, no se puede hacer una copia vulgar del sermón de la montaña.

Al amor de mi vida y a los políticos:

Hay dos cosas que me gustan de ti: Me gusta cuando llegas y me gusta cuando te vas,

Tomo decisiones pensando y las impulso amando. 

La demanda es la versión del demandante.

 

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