Días de calor

Sinceramente, cuando estoy solo me da por hacer monólogos, me hablo a mi mismo, inventando un relato en inglés, o pretender que sé hablar tibetano, o japones, o mandarín. Que sé yo lo que es de mí cuando nadie me ve, nadie observa. He notado mi ansiedad al estar en la calle, no siempre estoy así. No todos los días logro salirme de esta melodia pesada que me hace acostarme en el suelo y notar los músculos de mi cuello mientras respiro. Siento triste mi mundo, tengo una hija a la que no le puedo dar mucho, ni siquiera me alcanza para al menos estar en calma con la semana. La vida sube y sube, el ego es todo lo que veo, es todo lo que somos aquí... he vendido mis prendas, me estoy quedando sin salida, la locura se adueña de mi y solo vislumbro un sueño, donde estoy arropando a mi pequeña druída, mi buda, mi girasol y hija... el odio que nunca tuve el valor de sacar a la luz. Me hierve la sangre en mi cabeza, fumo y fumo cigarrillos Universal. 

Cada día es vegetal, en los ojos del cielo, mis pies se resbalan en la carretera, mi ser se aprisiona, siento que estoy muy enfermo... No hay médicos, no hay capital para nadie, mi cuerpo es esclavo de mis culpas, de los pasillos cerrados que mi mente crea, que mi sentir hace para no perderse. Aún mi lago esta lleno, aún a veces fantaseo sobre ser pájaro, o venado, o mariposa azul. La tumba mojada de mis poemas olvidados en este lago en el que voy de lado a lado,

entre llamas y petróleo

Si existía el sol se nos fué ya no ha día,

Ahora nos queda contar las costillas para variar...

Abrazo a sofía para seguir teniendo fuerzas.

Sonríe y en algún callejón de mis pueblos una flor salta los edificios.