Decirte te amo.

Cuando siento tu voz en mis oídos caer,
y la paz de tus manos, ser tallada en las mías,
y mirando tu sonrisa, volver nacer,
y soñar a tu lado las horas del día…

Cuando bebo en tus labios, ese poco de vida,
y se extiende en mi boca el calor de tu amor,
cuando arranco esas hebras, de pasión, escondidas,
e importar nada importa, si aun me encuentro con vos…

Cuando el mundo reduce a tu dulce mirada
y un abrazo, y un –te amo-, en su suave cantar
me recuerdan que todo algún día se acaba
y te abrazo y no quiero volverte a soltar…

Porque nada me alcanza, porque tanto amo…
Ni un milenio, ni nada, al quererte sentir,
es que sos tan perfecta que no tiene reparo
este ansia infinita de llenarme de ti.

Y te amo, y te busco, y no encuentro la calma
cuando al aire le falta el aroma que das,
cuando falta ese brillo, que regala tu alma,
aunque siempre en mi pecho, resguardada estarás.

Y no hay precio ni forma, de medir qué me diste,
si lo profundo y simple de un significado,
no está en meditar lo que me ofreciste,
sino en recordar el haberte amado.

Más ve que no acaba, nuestra corta historia,
si como siempre estuve, hoy estoy para vos,
labrando en tus besos las penas y glorias,
y haciendo un camino, lo que fueron dos.

Hoy no es un adiós lo que he de escribirte,
es el regocijo de poderte ver
y mirarte a los ojos, y poder decirte:
-Sos lo más hermoso que pueda tener…-

Y se hace otro día, y termina otra noche,
y al pensar en vos aún tan frágil sigo
pero es ante todo, el precioso broche
de un amanecer, cuando estás conmigo.

Porque estás conmigo, en tu bella sonrisa,
porque sé tan hermosa, como siempre, dormís,
y la sangre en el cuerpo me corre deprisa
y en el júbilo pleno del amor, resurgís.

Es decirte gracias por cada momento,
es risas y es besos, es ver que existís,
porque sos cimientos de este sentimiento,
si como vos, nadie, ha de hacerme feliz…

Borra de tus ojos aquella tristeza
que ya por los dos en mis letras derramo,
escucháme ahora, que en su sutileza,
¡Tiene tanta fuerza! Decirte… Te amo…