Cuando paseaba yo
por ese bello lugar,
vino hacia mi mente
tu cara de felicidad.
Como un verdugo
es a la horca,
su malestar
no es para mí
y como a la espuma del mar
yo lo dejo ir.
Me sacrifico por él
dejando mi corazón molido,
para que vos seas feliz
como yo nunca lo he sido.
Para yo ser feliz
debes dejarme ir.
¡Ay, que cruel es la vida!
para vivir debo morir.
- Autor: Sabrina Walter (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 2 de febrero de 2018 a las 16:33
- Categoría: Amor
- Lecturas: 32
- Usuarios favoritos de este poema: Vagabundo Universal
Comentarios1
los más bellos poemas (como este) salen de corazones que sufren, pero recuerda que hasta Sísifo encontraba momentos de felicidad en sus penurias. Un abrazo, sigue adelante,escribes muy lindo . Saludos!
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