Alguna vez tuve alas y vi un otoño desde arriba
Fue en los montes donde un chico que se parecía a mi
Trepo un árbol creyendo que era el mismo árbol
Que escalaba cada vez que quería escuchar a los pájaros
Y el misterio de la vida que tiene sus verdades primeras
En los bosques donde los que se han ido se hicieron rocas
Y donde los hilos de agua caprichosos e imperfectos
Dibujan mapas en la tierra y en las grietas
Donde esta guardados vaya a saber que secretos,
Que arcaicas confesiones sobre las verdades.
Ese día de un otoño con ruidos de palomas
El árbol se estiro mas allá de las copas amigas
Y me mostro todo lo que hay en el celeste infinito que no se ve desde abajo.
No me importo el peligro de caerme aunque la rama se doblaba y crujía avisándome que no iba a tolerar esta invasión desmedida.
Vi la brisa, si la vi, no la sentí y escuche relatos que me dejaron hechizado, esas voces se perdían en la distancia y no supe sus finales, quizás por eso no termino del todo mis historias, porque no me gustan las partidas.
También creí ver puertas enormes, muy arriba y estaban vivas, se movían y cambiaban de formas en las arcadas y en mi fascinación había seres que sentados en los bordes de las nubes me miraban con algo parecido a la curiosidad, tal vez sorprendidos como yo.
Un crujido más fuerte rompió ese momento increíble y con mis piernas flacas comencé a bajar.
Desde abajo estaba todo igual, la monotonía de la siesta , el canto de las torcazas, el sol que no dejaba entrar al viento para que mesa los cardales y el silencio de la lejanía que tanto me atraía.
Carlos Brid
Derechos reservados
- Autor: Carlos Brid ( Offline)
- Publicado: 4 de febrero de 2018 a las 11:51
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 31
- Usuarios favoritos de este poema: Vagabundo Universal, Hugo Emilio Ocanto
Comentarios1
Estas letras necesitan una voz...
Abrazo fraterno.
Hugo Emilio.
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