“No sería un Maradona”

“No sería un Maradona”

 

No sería un Maradona

si yo tuviera el poder,

si yo tuviera la fama

y yo pudiera escoger.

 

No sería una gran estrella

perfumada con Chanell,

no usaría la mano de Dios

para poder ascender.

 

Que si por arte de magia

ya pudiera acometer

el rol de otra persona

lo haría con sencillez.

 

No sería crack futbolista

ni cancerbero pa´defender,

el vil interés de un amo,

yo no sería canciller.

 

Yo no sería de la ONU

con ironía y con desdén,

del consejo de seguridad

mintiendo a la moral y la ley.

 

Son fabricantes de guerras

del quinteto de lucifer,

roedores para cuidar

un trozo de queso Gruyere.

 

O cuidando jugosa carne

zopilotes de negra piel,

que por íconos absurdos

yo no me dejo envolver.

 

Que la humildad no posee

extremos para defender,

la moderación es equilibrio

como lo enseñó Enmanuel.

 

No quiero ser Maradona

y los servicios ofrecer

para aplastar más mi pueblo

con la ideología de Fidel.

 

 

De la zurda tan absurda

y de la derecha también

me tienen el gorro lleno

y no es ni de pan ni de miel.

 

No quiero ser superhéroe

ni soldado para vencer

la resistencia del pueblo

elijo a un Gandhi más bien.

 

Por Hermes Varillas Labrador

 

1761      04/02/2018

 

Un poema como humilde réplica a una canción de la excelsa agrupación musical Manu Chao: “La vida tómbola”

 

Poema que incluiré en la 3era entrega de mi libro ON LINE

Consciencia pueblo de Venezuela - La indiferencia es una forma de vil esclavitud

Disponible en:

https://www.autoreseditores.com/libro/10502/hermes-varillas-labrador/consciencia-pueblo-de-venezuela-liberate-de-las-cadenas.html

https://www.autoreseditores.com/libro/10936/hermes-varillas-labrador/consciencia-pueblo-de-venezuela-ii-entrega.html

 

 

ACLARATORIA

 

Coloco a la venta mis libros, no por ambición al dinero, es la necesidad de reunir algo para un éxodo forzado a cualquier país, no poseo bienes de fortuna para emprender un proyecto de vida dejando todo atrás, mi familia, mi querencia (un poco recordando al tío Simón Díaz), mi acervo cultural, o como me decía mi amigo Gastón Campano, dejando atrás mi “alma llanera”, pues no me cabe en mi equipaje la gran dimensión de mis afectos por todo lo que representa Venezuela, y, si logro el nada deseado destierro, comenzar de cero, pero irme sin dinero sería una locura y una torpe acción, producto del desespero.