Un cuento de amor

Esteban Mario Couceyro



-Si, soy chino.
-Hum, no lo parece..., tus rasgos étnicos no lo parecen.
-¿Entonces qué soy?, eso creí esta mañana.
-Puedo asegurarte que no lo sos.
-Estoy confundido, debe ser un error.
-Mira, pareces un europeo, cuéntame cómo llegaste a esta mañana.
-Ignoro, los detalles, desperté en una habitación de hotel, tal como lo hago siempre. Fui a desayunar y  luego en conserjería, pedí la cuenta.
Allí me nombraron como un tal señor “Tao” y que la cuenta estaba saldada, que lo había hecho el señor que me acompañó hasta la recepción.
Cosa que no recuerdo en absoluto. Pero si, soy Li Tao, de..., supongo..., algún lugar de china.


-¿Quieres tomar un café, enfrente?.
-Si, por qué no, ¿cómo te llamas?.
-Soy Anna.
-¿De dónde?.
-(Con una sonrisa nerviosa) Li, me pones en una situación difícil...
-¿Por qué, Anna?
-Por que yo, tampoco se de dónde soy, supongo que me llamo Anna y regreso a Buenos Aires, desde …, no se dónde.


-(absorto) No puede ser, ¿ fuiste vos quién me dejó en el hotel?, se me aclara un vago recuerdo.
-No, recuerdo que nos saludamos al ingresar en el hall y me tomaste del brazo, frente al conserje.


Toda esta situación, se desarrollaba, con los protagonistas inmersos en sus dudas, cuando un hombre mayor se sienta a la mesa y ordena un café. Todos se miran como si se conocieran.

-(El señor revolviendo el café) No se apenen por las dudas, no tienen importancia en mi historia, el equívoco es solo una escusa para el encuentro.
Lo penoso es que yo al haberlos creado, tengo la responsabilidad de darles coherencia.

El hombre, de incipiente vejez, aún conserva la mirada vivaz, sus cabellos entrecanos quieren expresar vida propia y hace que se destaque la personalidad, de alguien que no cesa de girar la cucharita de café, mientras mira por la vidriera.


-Dígame, no quiero ser descortés, pero la señora y yo no lo invitamos a nuestra mesa.
-(El señor, exhalando lenta y profundamente el aire) Perdónenme, soy Carlos Rodríguez, en realidad soy quién los ha invitado a esta mesa.
Les explicaré, soy escritor y ustedes son mis personajes..., perdónenme una vez más, no se como ha pasado.


-Lo que usted dice, ahonda nuestras dudas(dice Anna, con angustia manifiesta).
-No creerá que admitiremos ser personajes de ficción, con un circunstancial presente, sin pasado. ¿Cómo puedo llamarme Li Tao, si me parezco a un simple Pérez?, ¿Por qué presiento que debería ser chino?


-No se que me ha pasado, comencé a escribir, pensando en una historia de amor, de un encuentro fortuito de dos seres grises, sin pasado.
La primer estrofa que se me ocurrió fue un “ Si, soy chino.”...
En este momento estoy confundido, solo recuerdo que estaba en esta mesa y ustedes llegaban, mientras iba al baño, me sentía ansioso y necesitaba refrescar mi rostro.
Cuando regresé, los vi sentados y escuché la conversación y sus dudas.
Estuve unos instantes viéndolos y los supe míos, sentí la responsabilidad..., no se que hacer.


-(Li con un rostro serio, apretando el borde de la mesa) ¡Carlos!, necesito un pasado y creo que Anna, desea lo mismo.
-Quiero gritar (dijo Anna buscando aferrar la mano de Li), esto no es una historia de amor.
-(Carlos con los ojos turbados por las lágrimas, se levanta y pide la cuenta).

-Es un café señor (le dice el encargado, pensando para si, toda la mañana y un solo café).

Afuera se hace el medio día en Buenos Aires, el sol ilumina desde arriba y Carlos camina sin rumbo, apretando en su mano el cuaderno donde escribe su último cuento de amor.

  • Autor: Esteban Couceyro (Seudónimo) (Offline Offline)
  • Publicado: 8 de febrero de 2018 a las 11:06
  • Categoría: Amor
  • Lecturas: 33
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Comentarios3

  • carina zanchetta

    Estimado Esteban, hermoso cuento...., una historia que ocurre en el escribir... los personajes cobran una vida... , que uno desconoce..., ellos están decididos...a ir por un lado. ... a hacer su propio camino. Muchas veces el escritor tiene un plan más pensado. Un Abrazo Grande, Carina

    • Esteban Mario Couceyro

      Al menos, es mi caso, los personajes nacen y mueren más allá de mi voluntad. Solo soy un testigo irresponsable del devenir..., quizá en eso me parezco a Dios....
      Tengo la sensación vertiginosa, que todo se escapa de mi deseo e imaginación.
      Un abrazo.
      Esteban

    • Jose Adolfo

      definitivamente / el escribidor hace magias / la humanidad se mira a si misma / los poetas nos señalan el camino / Siempre tu genialidad / una lección a emular amigo

      • Esteban Mario Couceyro

        Gracias, estimado amigo, dices "la humanidad se mira a sí misma" y eso sintetiza la idea de Dios. Como ves es una idea que me moviliza, Dios y la creación.
        En esta historia, son claros los roles y alegorías sobre este asunto, el escritor asume su papel de creador y los personajes atribulados, son parte de la realidad de ese creador. ¿Es posible que nosotros como creados, seamos tan reales, como los personajes del cuento?.
        Un saludo sin pasado...
        Esteban

        • Jose Adolfo

          Gracias Esteban / un saludo con pasado / presente / futuro y por inventar hermano

        • Beatriz Blanca

          Inspirado relato, Esteban. El autor se compenetra en su creación que puede hablar con sus protagonistas, pero no encuentra la forma de llegar al cuento de amor. Muy bueno sin lugar a dudas.
          Que tengas una linda tarde.

          • Esteban Mario Couceyro

            Querida amiga, hubiese podido escribir loas a la esperanza, pero no he tenido tiempo para hacerlo.
            En contraste, puse este relato, que de alguna manera contiene esa esperanza complicada, como lo es el autor.
            Es un cuento, con tres personajes, un escritor creativo y dos personajes imaginarios protagonistas de una esperanzada creación de amor.
            Podés ver en ellos, la sublimación del creador (Dios) y sus dos personajes (la humanidad)
            El creador, los ideó para que en un hecho fortuito se conozcan y terminen amándose.
            El creador, en su lógica supuso que el amor sería inevitable, pero descubrió una característica no calculada de los personajes (la humanidad), necesitaban el pasado, para esperanzar el futuro.
            Sin ese pasado, de nada sirve calcular el futuro y por eso no tenían esperanza.
            El creador, huyó finalmente de su proyecto, abandonándolo...
            ¿O será que el presente, en su infinita tribulación, abandonó al creador?.
            Un agradecido saludo, ignorando el pasado.
            Esteban



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