La cañería de esa casa
huele a peligro,
a la esencia amordazada
de un alma en pleno juicio.
La Luna esta lista
y el frío vierte
sobre copas de cristal fino
la sangre del inocente roto.
Caen casi como la lluvia a la tierra
a velocidades impresionantes;
pareciese haber degollado tu cuello
tu cuello soberbio y frágil.
Y me doy cuenta que te amo
porque no hay aguante mas bello
que el soportar el exilio
donde alguna vez me llamaste casa
Y me doy cuenta que me amas
porque me curas con agua de cielo,
sabor a ti y sabor a gloria,
de ángeles hambrientos de sufrimiento.
¡Que las alas me corten una vez más!
Que quiero vértir sobre el cáliz mis plumas.
Búrlarme de la agonía que siento
porque no va de la mano de Dios.
Ay, qué Dios mi buen amigo.
Mirad en qué me he metido.
Ay, que Dios mi buen amigo.
Mirad como ya me he ido.
- Autor: Lukka Mur (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 9 de febrero de 2018 a las 07:43
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 52
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