Una madrugada se ve caminar por la calle principal del pueblo a una sombra que se alarga a medida que se acerca a su destino. Sus pasos suenan huecos como los cascos de los caballos.
Se acerca a un portón de madera y toca tres veces. La primera con un lápiz, la segunda con la cacha de un revólver. El ruido de los toques en la madera estremecían al silencio .
Se asoma por la mirilla un ojo. Esa noche alumbraron antorchas la calle principal. Las rezanderas cambiaron una vasija de arsénico por copas piadosas.
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Autor:
Pablo carmona (
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- Publicado: 10 de febrero de 2018 a las 19:04
- Categoría: Surrealista
- Lecturas: 37
- Usuarios favoritos de este poema: Pablo carmona, Vagabundo Universal
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