Me cuentan de ti

Yo amaba ese lugar, pero ahora entero se pintó de tristeza.

Cuando fui por primera vez luego de tu partida sus arboles, me dijeron disculpandose:

bailamos mucho esa noche, para llamar su atención, queríamos al menos robarle una sonrisa, pero no nos miró.

Las aguas de nuestro río, exsalaron fuerte aquella vez, amargadas de no poder cautivarla con la quietud de su andar, con esa paz que solo el rio sabe dar.

Aquel árbol, angustiante testigo de su tristeza, regado por sus ultimas lagrimas, me dijo que intentó abrazarla con sus robustas ramas, para que deje de llorar.

Los pajaritos que allí viven ese día al verme, no podian cantar, anidaban en sus gargantas cantos tristes de soledad.

Ahora las barrancas que te vieron de niña jugar, Y disfrutar de tardes enteras imaginando volar, de prisa con sonrisas y gritos al aterrizar, tienen miedo de no divertirse nunca más.

Desde el día de tu partida, Ya no quieren jugar.

El viento me cantó al oido, como temerosa confesión, la cancion que llevabas contigo, ésa que te llevaba devuelta a casa en dónde quiera que estés.

El sol me pidio disculpas por haberse ido a dormir.

La luna fria y distante no supo bien que decir.

Había algunas florcitas que con ella quisieron conversar, me contó un bien te veo que acaba de aterrizar.

Así me contó aquel lugar, como fue verte partir.

Cargado de olor a domingo lejos de casa, lleno de nostalgia.

Que, tan triste como yo, estaban de verte ir.

Así me contó aquel lugar de la impotencia de no poder lograr,

que tengas ganas de quedarte aunque sea un rato mas.