Hace unos años, cuando aun tenía televisión, vi un documental de naturaleza que me dejó petrificado. El asunto trataba acerca de un hongo que entraba dentro del cuerpo de una variedad de hormiga, y una vez dentro de esta, el pobre insecto quedaba a merced de lo que el parásito quisiera hacer con ella.
El caso es que el O. Unilateralis, que así se llama el hongo en cuestión, una vez ha colonizado a la hormiga carpintera (una especie que vive en los arboles de la selva tailandesa y anida en sus troncos)la zombifica, obligándola a descender al manto de la selva hasta situarse bajo una hoja, en un ambiente de temperatura y humedad idóneos para que el hongo invasor pueda proliferar. Cuando la hormiga está bajo la hoja, la muerde con sus fuertes mandíbulas hasta quedar anclada allí, momento en que el hongo anula cualquier posibilidad de reacción del insecto y comienza a salir del cuerpo de su anfitrión para reproducirse, y así mantenerse a la espera de que otra hormiga pase por allí para repetir la operación. Entre que el hongo penetra en el cuerpo de la hormiga y la muerte de esta, suelen pasar de 10 a 15 días. Dos semanas de agonía en los que la desconcertada hormiga no puede responder a sus impulsos y actúa en contra de su voluntad. En un principio se pensó que el parásito actuaba directamente sobre el cerebro de la hormiga, pero una serie de estudios posteriores determinaron q lo que el hongo hacía, era adueñarse del sistema nervioso de la hormiga, lo que es aun más inquietante si cabe. Imagínense el pánico y la impotencia que esta debe sentir al ver como sus actos no concuerdan con sus intenciones.
Cuando vi el documental, me pareció tan escalofriante el caso del hongo invasor y la hormiga anfitriona, que lo primero que pensé es qué ocurriría si a las personas nos atacase alguna vez un hongo como este. Por aquel entonces todavía no habían hecho aparación las redes sociales en nuestras vidas. Y ayer, tras leer un par de escritos en este portal sobre las redes sociales, no pude por menos que acordarme del documental.
El hongo Plurirredsocialis(que así lo he bautizado yo) nos ha invadido de tal manera, que el problema que tiene la hormiga al lado del que se nos ha presentado a nosotros, es una minucia. Esta pandemia que se ha apoderado de la voluntad humana, de manera silenciosa pero letal, está causando estragos en el homo sapiens. No hay más que darse una vuelta por la calle para comprobar como la mayoría de las personas, avanzan himnotizadas por las pantallas de sus teléfonos, esperando un "me gusta" que refuerce un poco más su ego o haciéndose fotos mostrando forzadas sonrisas para demostrar a sus "amigos", a los que no conocen ni conocerán nunca, cuan idílica es su vida.Recuerdo el esperpéntico caso de un conocido aficcionado a la pesca que se dedicaba a colgar fotos en su muro de facebook de las capturas que conseguía. El típico fantoche que aparece en pose orgullosa, con el mar de fondo, la caña de pescar el la mano derecha y su presa(casi siempre magnificos ejemplares de lubina)en la izquierda. Nada fuera de lo común, de no ser porque un día me lo encontré en la lonja de pescado comprando una de esas lubinas. El pescatero le preguntaba que si le quitaba la cabeza y la limpiaba, contestándole él que de ninguna manera, que con la cabeza le preparaba su mujer una sopa exquisita. Hasta donde hemos llegado... Los niños ya no juegan al trompo o a las canicas como hacíamos los niños de mi generación, si no que están deseando salir del colegio para jugar a la pelota "on line". Resulta patético, pero lamentablemente el hongo Plurirredsocialis ha irrumpido de tal manera en nuestras vidas que, o inventan pronto algún antídoto para este mal, o no tardaremos en quedar todos con las mandíbulas computerizadas y los cerebros en estado esponjiforme.
- Autor: Joseponce1978 (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 19 de febrero de 2018 a las 17:55
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 15
- Usuarios favoritos de este poema: Texi
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