Desear que estés... y no te vayas,
Como si pudiera comandar la vida… como si importara
Y darles razón a los días, a los aciertos y fallas
Con la razón de ser que nos ampara
Reverdecer mil veces en el deseo
Como eternos Prometeos encadenados
A la lúbrica caricia, a lo que ya no siento ni veo
Atento y distraído por los minutos contados.
Hace tanto que el deseo se eterniza,
Una piel, una humedad, un beso… que no llegan
O se añoran, lejanas en la prisa
Y en otros mares saludables, hoy navegan
Mientras en mi tiempo se hacen humo
Y yo me riego de esperanza los momentos
Y miro al cielo, añorante mientras fumo
Sin prisa, sin llanto, sin lamentos
Y un médico que habla de horas contadas
Y un leguleyo que escribe heritancias
Y yo deseando cosas encantadas
Como ausente, sin prisas ni distancias
Mirando de frente a la muerte
Retándola, con tamaños que aun alcanzan
Porque mientras aún pueda verte,
Mis deseos, de desear, nunca se cansan.
- Autor: Catelgood (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 26 de febrero de 2018 a las 00:31
- Comentario del autor sobre el poema: Como en todo cuento de hadas, a veces, la cercanía de las soledades y los silencios, nos acerca a las doce... y queramos o no, perderemos el zapato.... eso pienso, eso creo, y no quisiera...
- Categoría: Amor
- Lecturas: 40
- Usuarios favoritos de este poema: Diafana
Comentarios1
Hola... estás bien?... Pasó algo?
Me asustó leerte hoy...
decime que todo está bien...
Todo está bien, siempre... a veces es sólo catársis... Lo que pase, ha de pasar... gracias por su interés... Un beso
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