¡Señor! mi puerta te dejé cerrada
los cerrojos eché con mil candados,
no quería saber de tus cuidados
ni quise oír la voz de tu llamada.
Yo te puse de espino una alambrada
me oculté tras de muros levantados,
y olvidé tus favores abnegados
tu palabra y la luz de tu mirada.
Mi corazón tan frío como el hielo
me prendías.Trocando mis espinas
por rosas y mi infierno por el Cielo.
Y perdido me alzaste de mis ruinas:
¡oh! ¡milagro de Amor y de desvelo,
tocándome tus Manos tan Divinas!
- Autor: AMADÍS (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de febrero de 2018 a las 06:26
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 34
- Usuarios favoritos de este poema: ADANS BECMAN, MANZANILLA, El Silente Vagabundo
Comentarios4
PARA MI GUSTO MUY BUEN SONETO...
Muchas gracia y me alegra que te haya gustado. Un abrazo Adans
La lectura fluye. Contenido y forma se entrelazan a la perfección. Gracias por tanta armonía.
Muchas gracias, me embargan tus halagos, y me alegra que te haya gustado. Besos Yvette.
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