ECO Y SYRINX
A la selva fría y muda
donde se halla eternidad,
fui yo en busca de las notas
de la zampoña de Pan.
Y en la boca tempranera
de una ninfa singular
adoré la vibración
de una música orquestal.
Eco: ninfa de las cumbres:
soy poeta, ¡soy tenaz!:
dí quién tiene los arcanos
del canto del egipán.
-¡Pan...!
A la selva fui por notas
de la zampoña de Pan.
Syrinx, ilustre y fecunda:
yo sé bien que do tu hogar,
como un ídolo impertérrito,
aquilón gusta cantar.
Dí las notas, dí el arpegio
de ese arcano musical;
que bien sabes que a la postre
quiero hacerme yo inmortal,
como Nervo, cual Jiménez
o el filósofo Renán.
Sé benévola, oh Syrinx,
divino cañaveral.
A la selva fui por notas
de la zampoña de Pan.
Con risas todas las rosas
y el mar de cantarlo han;
y las ondas de la fuente
con sus voces de cristal.
Y a la sufriente princesa
el majo y rubio galán.
Eco: resuene en la gruta
del afelpado animal.
Syrinx: que Eolo le exija
son a tus cañas de paz.
-¡Sea!
-¡Ea...!
A la selva fui por notas
de la zampoña de Pan.
Quiero hacer versos no oídos
por los mortales jamás;
versos raros... Y de ellos
erigir mi Arco triunfal.
Syrinx: dame tus sonidos
y tus arpegios. -¡Tomad!
Y Eco: que éstos resuenen
de los tiempos más allá.
-¡Ya...!
D. R.
- Autor: Antranik Manoukian (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 28 de febrero de 2018 a las 18:39
- Categoría: Fábula
- Lecturas: 11
- Usuarios favoritos de este poema: Vogelfrei
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