Somos núcleo, somos cepa;
somos las abejas:
esclavas del trabajo,
obreras por instinto.
Si alguna llegase a despertar,
sería absorbida
y eliminada por la masa.
Entre plantaciones y arboledas,
desde los recónditos apiarios,
como mucílago y linfa mal dirigidas,
nuestra moral es la heteronomía:
"La abeja haragana" es nuestra biblia,
toleramos al zángano, néctar del clímax,
y en vano danzamos para una reina
dictadora y promiscua,
títere del aceite humano,
responsable del colapso apiscida.
(Consciente él, ignorantes nosotras,
de que en este altibajo pecorear,
las abejas son como las personas:
“canta en voz baja
si no quieres perder la cabeza,
porque la miel es nuestra amarga vida
y, la cera, el cirio de nuestra despedida").
- Autor: Francisco VV ( Offline)
- Publicado: 3 de marzo de 2018 a las 10:43
- Comentario del autor sobre el poema: Una oda a estos insectos sociales y una denuncia a la apicultura industrial, pero también una crítica a la esclavitud de todo tipo que sufren mujeres y niñas alrededor del mundo desde la cuna hasta la tumba.
- Categoría: Naturaleza
- Lecturas: 21
- Usuarios favoritos de este poema: JoseAn100, Maria Hodunok.
Comentarios2
Saludos cordiales. Te invito a leer mi publicación
Se escucha tu grito, poeta.
Similitud absoluta con la vida humana, solo que ellas obran por instinto y nosotros tenemos raciocinio.
Un placer leerte.
Saludos.!!!!
Saludos a usted también.
Gracias por sus palabras.
Atte:
Francisco VV
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