De la trilogía de poemas sobre la muerte de mi esposa Graziela, Graci
Y cumpliendo sus deseos, incineramos su cuerpo y esparcimos las cenizas en un lugar de nuestro mar.
Guarde un puñado.
Era parte de lo que quedo de ella.
Salió, la sacaron, de casa cadáver y regrese con unas pocas cenizas.
Miré y remiré el polvo en que la convirtió la incineración y me pregunté: ¿a qué parte de su cuerpo pertenecería el puñado de cenizas guardado? ¿a sus labios? ¿a sus preciosos ojos? ¿a sus delicadas manos? ¿a sus pechos? ¿a sus muslos? ¿a su sexo?...
Al mirar las cenizas pensé que me estaba quedando con un poco de ella.
Parece como que brillaban cuando les daba el sol.
Quería guardar el puñado en un pequeño frasco de cristal y conservarlas siempre, en recuerdo de nuestro amor y cada vez que las mirase me vinieran a la mente los recuerdos de los años felices que vivimos juntos.
Pero precisamente cuando las iba a verter en el frasco, resbaló de mis manos y se rompió en varios pedazos.
Aun no puedo comprender cómo pudo romperse un frasco de grueso vidrio de cinco milímetros de espesor al caer solo desde dos centímetros, que era la distancia que debía separar mis manos del lugar en el que las iba a verter en el frasco.
Al instante comprendí. Un escalofrío recorrió mi cuerpo.
Fue un fenómeno paranormal para los que no hay una explicación científica, en los que no creo, pero que al parecer existen.
Debió ser un mensaje que debió enviarme para decirme que no la encerrase en aquel frasco; que no quería.
Y así fue que desistí de mi intento y esparcí las pocas cenizas que me había guardado en aquel pequeño parque cercano, en el que a ella tanto le gustaba pasear.
Cuando yo pasee por él, la visión del lugar, de la tierra en la que las esparcí, remplazará a la de las cenizas enfrascadas, en cuanto a revivir los recuerdos.
El cuerpo, la materia, desapareció convertido en cenizas, pero ¿y el alma? ¿existe realmente?, y si existe, ¿dónde está? ¿dónde va tras la muerte? Eterna cuestión escatológica esta, que perturba al ser humano, incluso al que más ataraxia aparenta.
La incógnita permanece permanente, nunca resuelta satisfactoriamente para todos.
Barcelona 25 de febrero 2018
- Autor: josecarlosbalague (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 3 de marzo de 2018 a las 11:06
- Comentario del autor sobre el poema: Este poema forma parte de una trilogía de poemas que escribí recientemente, a la muerte de mi querida esposa Graziela, Graci.
- Categoría: Amor
- Lecturas: 27
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