Estoy de vuelta y con ganas de encontrar letras que inspiren a un corazon que aprende rapido
LOS ANCIANOS DE MI TIERRA
Camino entre una multitud de gente en el centro de la ciudad. No puedo dejar de ver al pueblo caminando hacia un horizonte que no tiene rumbo ni fin. Se anda acelerado, con los hombros caídos y la visión al revés. Caras pálidas con color asustado. Esos rostros largos, como trasnochados o ebrios de tanta indignidad. Mejillas cargadas de tristezas, que han olvidado lo que significa un beso. Sonrisas ausente en un pueblo que era alegre. Arrugas que hablan sin mover sus labios. Cabellos amarrados con trapos y gorras para esconder las canas pero no pueden esconder el hambre y la cólera. Blue Jean rotos, no porque están a la moda, con huecos de tantas lavadas y el recorrer de tanta zozobra. Correas con muchos huecos nuevos para ajustar las barrigas al gruñir de los estómagos de las tardes y noches sin alimento. Zapatos remendados y algunos sin medias. Así están mis ancianos, en esta patria buena. Cuando miro a las colas para entrar al banco, no veo personas, se ven bultos que en fila están por varias horas, algunos tirados en un banco porque parados se desploman. Siluetas resignadas a que la muerte los acoja. Esos huesos de la clavícula salidos de su órbita, ese pellejo que ahora cuelga del cuello, ese sol en la frente que ha quemado todo el rostro, esas manos cansadas, manchadas, con venas que afloran y ahora tiemblan de miedo y desesperación, Unas uñas largas y negras como si vinieran de la selva, esas piernas que doblan poco porque las rodillas parecen de seda, esos pies cansados que ya no levantan vuelo y se arrastran por la tierra. Ese cerebro con las neuronas más negras, esa espalda doblada por la cruz que ahora llevan, esos ojos aguarapados con lágrimas que parecen lagaña pero son gotas de arrechera. Esa gente de mi tierra, que debería estar en su casa, muchos en sus camas esperando recuperarse para vivir una vida plena. Triste que la revolución se los coma y los digiera con un mensaje perdido que ni fe ni gracia le queda. Estas letras piden dignidad para esa gente buena, independientemente de su analfabetismo y creencias. No más desgracia para los ancianos nuestros, que mueran cuando Dios lo quiera y no se fatiguen ante el desastre de vida que llevan. No hay rima ni prosa que describa esta tragedia. Las metáforas mueren cuando se vive como los ancianos de mi tierra.
- Autor: Qatar (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de marzo de 2018 a las 16:40
- Categoría: Sin clasificar
- Lecturas: 20
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