Nunca sintió en sus dedos la caricia de semejante metal,
torneado por las mejores manos que pudieran afanarse
en tan noble arte, como es el de la orfebrería.
La gargantilla que le deslumbraba sus ojos, de plata fina,
era de una pureza tal que su valor, que no su precio, era
inconmensurable, su sonrisa de deleite era un arco iris de
felicidad.
Se puso, en la intimidad de su casa, sus mejores galas para
calibrar el resultado que, de lucirla, podría imaginarse ante
los más exigentes amigos, que, de seguro, se desharían en
halagos.
Sus ensoñaciones son conjuradas por un repentino timbrazo.
¿Es usted Nuria González Urbaneja?
Sí, yo soy - dijo en un quiebro de voz, casi sollozante.
¿Puede acompañarme a comisaría, por favor?
- Autor: Albertín (Seudónimo) ( Offline)
- Publicado: 5 de marzo de 2018 a las 17:02
- Comentario del autor sobre el poema: Somos débiles.
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 39
- Usuarios favoritos de este poema: Jose Adolfo
Comentarios2
Estimado Albertín, un cuento con un final fatal para la dama de las perlas.
Un abrazo afectuoso
Placer efímero. Otro abrazo
sólo un camino cirto tienen esas perlas / recorrido hacia el Oasis de la vida poeta / Tentación universal de poetas / enseñanzas inmortales de eros: https://youtu.be/FuOwRa2TZSo
El camino del delito. Un abrazo Adolfo.
amar / alcanzar la plenitud de eros / nunca podrá ser o convertirse en delito Alberto / aunque razonando objetivamente / hay perlas / collares / pendientes / oropeles tentación para los delitos / cultura que han internalizado nuestros pueblos oprimidos / Ello resumiría ese camino que aludes hermano. / Vaya mi fraterno saludo poeta
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