Era una noche blanca de velo ceniciento,
Blanca como esas cosas que ignoran lo que son.
Aromas de la muerte venían con el viento,
Aromas que llenaban de niebla el corazón.
Caminaba en la orilla dudando de mis huellas
Aquella noche blanca, rota, espiritual.
La luna era un puñal que acuchillaba estrellas
Y el mar era un remanso de líquido cristal.
Me decía a mí mismo: "Vuelve a la casa clara,
Las noches blancas, rotas, no dan seguridad".
Y así me respondía: "Ojalá regresara
Solo para quemarla en su totalidad".
Con mi soledad viajo por este mar absorto
Aunque no sé en qué tierra se detendrán mis pies.
El camino al mañana sé que no va a ser corto,
Mas sé que cuando llegue caminaré después.
En el cielo persiguen los Centauros a Apolo
Y yo camino serio, huyo del ojalá.
Aun así nunca temo, porque no estaré solo:
La eterna noche blanca siempre me cubrirá.
Es una noche blanca de velo ceniciento,
Blanca como esas cosas que saben lo que son.
Aromas de la vida me vienen con el viento,
Aromas que me llenan de paz el corazón.
- Autor: Fantasma de Nadie ( Offline)
- Publicado: 7 de marzo de 2018 a las 10:39
- Categoría: Reflexión
- Lecturas: 63
- Usuarios favoritos de este poema: Bienvenidos, Ӈιρριε Ʋყє ☮
Comentarios1
Qué melodía tienen tus versos....
Es un placer dejarlos correr por los labios.
Un abrazo
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